Teresa de Calcuta

Recuerdo una frase de Teresa de Calcuta que decía: “una de las grandes enfermedades es no ser nadie para nadie”.
¡Qué frase más dura!... pero cuantas personas lo sienten así…
Vivimos en una sociedad desarrollada donde tenemos mucho más de lo que necesitamos. Estamos en un momento en el que el hombre “casi todo” lo puede alcanzar (menos mal que aún falta el casi…). Esto nos ha llevado a no carecer apenas de nada, pero el precio a pagar es demasiado alto. Nos hemos olvidado de lo más importante: las personas y su dignidad, acostumbrándonos a valorarlas por lo que tienen, no por lo que son: tanto tienes, tanto vales. Es triste que en pleno siglo XXI aún usemos esos parámetros
Si en algo destacó Teresa fue en eso, en intentar paliar esta enfermedad que tanto sufrimiento causa, acompañando siempre al que “no es nadie”.
No era fácil encontrarla en grandes eventos o discursos porque allí no era necesaria, pero sí al pie de la calle. Las palabras,la mayoría de las veces se las lleva el viento, no sirven, estamos saturados de tanta palabra vacía y sin sentido. Teresa era diferente, actuaba en silencio, sin demasiado ruido, y así fue cómo nos supo dejar una gran herencia. Herencia que muchos recordamos y valoramos hoy día.


Quizá sería bueno, sobre todo ahora, en el tiempo litúrgico en que nos encontramos, pararnos y ver qué duro es “no ser nadie para nadie”. Pasar por la vida inadvertido, sin dejar huella, sin que nadie te recuerde ni fije su mirada en la tuya para regalarte una sonrisa o un gracias y pensar, sobre todo, que hay hermanos que se encuentran en esa situación…
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