El Papa destaca los valores del deporte para construir una sociedad nueva Francisco: “Las competiciones deportivas son ‘encuentros’ y no enfrentamientos”

Francisco, en su audiencia al Centro Deportivo Italiano
Francisco, en su audiencia al Centro Deportivo Italiano

"Este es el mundo con el que soñamos, y que con determinación queremos construir, sobre la base de una competencia sana, que siempre ve en el oponente a un amigo y a un hermano"

Cinco años después del primer encuentro, el Papa recibió nuevamente en el Vaticano a los integrantes del Centro Deportivo Italiano, que está celebrando 75 años de fundación. La Asociación cuenta con más de un millón doscientos mil miembros y clubes y asociaciones deportivas, además de grupos parroquiales y oratorios asociados en toda Italia. 

En su discurso, el Santo Padre les dijo que “las competiciones y actividades que organizan, dirigidas en particular a los más jóvenes, pero abiertas a todos los grupos de edad abarcan un gran número de disciplinas, ¡más de cien! No sería capaz de identificar un número tan grande de disciplinas diferentes, y esto me deja imaginar la variedad de sus propuestas y la inmensa fantasía del mundo del deporte, donde cada uno puede encontrar la especialidad por la que se siente más atraído”. 

Francisco señaló que, es a través de este gran compromiso con la animación deportiva que el Centro Deportivo Italiano lleva a cabo su misión, la de ofrecer a los jóvenes, a través del deporte, un estilo de vida saludable y positivo, basado en la visión cristiana de la persona y de la sociedad. “El deporte, de hecho es una gran escuela, siempre y cuando se viva en el autocontrol y el respeto a los demás, en un compromiso de superación que enseñe dedicación y perseverancia, y en un espíritu competitivo que no pierda la sonrisa y también entrene para aceptar las derrotas”, precisó el pontífice. 

Audiencia del Papa con los deportistas italianos



Una gran lección en el deporte, afirmó el Santo Padre, que también nos ayuda a lidiar con la fatiga diaria del estudio y el trabajo, así como con las relaciones con los demás, es que sólo se puede divertirse en un marco de reglas claras. 

Respetar las reglas del juego

“De hecho, si en una competición alguien se negara a respetar las reglas del juego, no habría más competición, sino sólo un rendimiento individual y desordenado. Por el contrario cuando enfrentamos una competencia, aprendemos que las reglas son esenciales para vivir juntos; que la felicidad no se encuentra en el desorden, sino en perseguir tus metas fielmente; y también aprendes que ya no te sientes libre cuando no tienes límites, sino cuando, con tus propios límites, das lo mejor de ti mismo”. 

“El Centro Deportivo Italiano pretende dar testimonio del valor del deporte como herramienta para promover la acogida, la salud, el empleo, la igualdad de oportunidades, la protección del medio ambiente, la protección de la infancia y la adolescencia, la cohesión y la integración social” 


En este sentido, el Papa se preguntó cómo se puede esperar que el deporte sea la herramienta para resolver tantos problemas y lograr una transformación profunda de nuestra sociedad. “Podemos decir que el deporte puede hacer esto porque mejora a las personas y puede fomentar una cultura del diálogo y del encuentro respetuoso”, explicó el Santo Padre. 

Encuentro y nunca enfrentamiento 

“La lucha con los adversarios -añadió el pontífice- en las competiciones deportivas siempre se llama "encuentro", y nunca "enfrentamiento", porque al final, aunque es mejor ganar, en cierto modo se ganan ambos. Este es el mundo con el que soñamos, y que con determinación queremos construir, sobre la base de una competencia sana, que siempre ve en el oponente a un amigo y a un hermano”. 

El Centro Deportivo italiano, con Francisco


Es por ello, que el Santo Padre evidenció el corazón de la visión cristiana del hombre, que es también la base de la actividad deportiva, un principio que no es abstracto. “La visión cristiana –precisó el pontífice– significa aprender a mirar a los demás y a las cosas con los mismos ojos de Jesús: ver cómo veía a Jesús. Significa escuchar sus palabras para comprender sus sentimientos y tratar de imitar sus gestos. Estén seguros: del Evangelio viene un mundo más bello y justo, en el que la diversidad de los demás no es motivo de división, sino de crecimiento y de ayuda mutua”. 

Francisco concluyó sus palabras alentando a vivir con este espíritu en los oratorios y parroquias donde trabajan y a conservar la fe que recibieron, que es el bien más precioso para su vida. También los animó a ser agradecidos con quienes los educan y acompañan, a los entrenadores, a los educadores, a los padres y a sus familias. 

Sean portadores de esperanza en todos los ambientes en los que se encuentren viviendo; y que estén siempre cerca de los más débiles por una discapacidad, para que puedan participar en las diversas actividades junto con los demás y no se sientan nunca excluidos. Acompañen también, con su amistad y apoyo activo, a los que participan en proyectos de voluntariado deportivo internacional, que están llevando a cabo en diferentes países y que representan un valioso signo para nuestro tiempo”, concluyó el Papa. 

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