Francisco explica el "perdódanos nuestras deudas" del Padrenuestro El Papa advierte de que "la actitud más peligrosa de la vida cristiana es el orgullo y la soberbia”

El Papa en la audiencia
El Papa en la audiencia

“Una vez, en un convento de religiosas, famoso, en los tiempos del jansenismo. Eran perfectísimas. Y se decía que eran purísimas como los ángeles, pero soberbias como los demonios”

“Nadie brilla con su luz propia. Es lo que los teólogos antiguos llamaban el misterium lunae, como la luna que no tiene luz propia y refleja la luz del sol"

"La soberbia se arraiga en el corazón sin que muchas veces nos demos cuenta, e incluso afecta a las personas que llevan una intensa vida religiosa"

"Basta que miremos a Cristo en la cruz para descubrir la desproporción entre su amor y el nuestro"

Audiencia papal pasada por agua y en una plaza de San Pedro tapizada de paraguas. En la catequesis, el Papa Francisco advierte contra el orgullo y la soberbia, que es "la actitud más peligrosa de la vida cristiana" y puede afectar incluso a "personas que viven una vida religiosa intensa". Y es que "nadie brilla con luz propia". Es, como decían los teólogos antiguos, el 'misterium lunae'.

Más de 10.000 los peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro.

Lectura de la primera carta de San Juan: “Queridísimos: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros".

Audiencia bajo la lluvia

Algunas frases de la catequesis del Papa

“Queridos hermanas y hermanos. Buenos días, aunque la jornada no es demasiado buena”

“Necesitamos al Padre y necesitamos el perdón”

“La actitud más peligrosa de la vida cristiana es el orgullo”

“El orgulloso cree que tiene todo en su lugar”

“La gente que se siente perfecta y critica a los demás es gente orgullosa. Nadie es perfecto”

“El publicano, en cambio, no se siente digno de entrar en el templo”

“Regresó a casa perdonado y salvado, porque no era orgulloso y reconocía sus límites”

“Hay pecados que se ven y otros desconocidos. Pecados que hacen ruido y otros que apenas se notan. El poder de los pecados es la soberbia, que puede contagiar incluso las personas que viven una vida religiosa intensa”

“Una vez, en un convento de religiosas, famoso, en los tiempos del jansenismo. Eran perfectísimas. Y se decía que eran purísimas como los ángeles, pero soberbias como los demonios”

“El pecado nos hace presumir de ser mejores que los demás y nos hace creer que somos semejantes a Dios”

El Papa, en la audiencia

“Si quieres engañarte a ti mismo, di que no tienes pecados”

“Somos deudores, porque en esta vida hemos recibido mucho”

“La vida es una gracia, el milagro que Dios sacó de la nada”

“Somos deudores, porque, si somos capaces de amar, nadie es capaz de hacerlo sólo con sus propias fuerzas”

“Nadie brilla con su luz propia. Es lo que los teólogos antiguos llamaban el misterium lunae, como la luna que no tiene luz propia y refleja la luz del sol. La luz que tenemos es un reflejo de la luz de Dios”

“El misterio de la luna. Perdonamos, porque hemos sido perdonados”

“Nadie ama a Dios como Él nos ama”

“Ni el más santo de nosotros deja de ser el deudor de Dios”

El Papa y un bebé en la audiencia

Texto íntegro del saludo del Papa en español

Queridos hermanos: Consideramos hoy la petición del Padre nuestro, que dice: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. En toda oración del cristiano se contiene una petición de perdón a Dios, ya que por muy santa que sea nuestra vida siempre somos deudores ante Dios. Por eso la soberbia es la actitud más negativa en la vida cristiana. Se arraiga en el corazón sin que muchas veces nos demos cuenta, e incluso afecta a las personas que llevan una intensa vida religiosa. Nos hace creer que somos mejores que los demás, casi semejantes a Dios, amenazando así con romper la fraternidad. En definitiva, somos deudores porque todo lo hemos recibido: la existencia, los padres, la amistad, la belleza de la creación…

En nuestra vida personal se refleja también como un mysterium lunae. Al igual que la luna no brilla con luz propia sino que refleja la luz del sol, también nosotros reflejamos una luz que no es nuestra, sino que la hemos recibido. De esta manera, si amamos es porque hemos sido amados; si perdonamos es porque antes hemos sido perdonados. Y en esta cadena de amor que nos precede reconocemos la presencia providente de Dios que nos ama. Ninguno ama a Dios tanto como Él nos ha amado a nosotros. Basta que miremos a Cristo en la cruz para descubrir la desproporción entre su amor y el nuestro.
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Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española provenientes de España y América Latina. Acercándonos cada vez más a las fiestas de Pascua, los animo a no dejar de mirar a Cristo en la cruz, para que su amor purifique nuestras vidas y nos libre del orgullo de pensar que somos autosuficientes. Que la gracia de la resurrección de Cristo transforme totalmente nuestra vida. Que Dios los bendiga
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Audiencia pasada por agua

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