El Papa pide a los obispos respetar, "sin manipular, la pluridimensionalidad" de voces Francisco: "La vida consagrada es un don para la Iglesia"

(J. Bastante/Aica).- "La vida consagrada es un don para la Iglesia; nace, crece y está orientada a toda la Iglesia". El Papa Francisco rindió este mediodía un merecido homenaje a los religiosos, durante su recepción a los participantes del Congreso Internacional para Vicarios Episcopales y Delegados para la Vida Consagrada.

En la Sala Clementina, Bergoglio saludó a monjas, frailes, y especialmente a las contemplativas, e invitó a reflexionar acerca de tres aspectos: la vida consagrada en la Iglesia particular, la creación de nuevos institutos de vida consagrada y las relaciones mutuas.

Así, el Papa pidió a obispos y religiosos "una preocupación especial en la promoción de los diferentes carismas, tanto antiguos como nuevos", a estar cerca de los consagrados con "ternura y amor" y a enseñar al "Pueblo de Dios el valor de la vida consagrada".

Al tiempo, recordó que la "justa autonomía y la exención no se pueden confundir con el aislamiento y la independencia", pues "es necesario vivir la autonomía y la exención adecuada, en los Institutos que las tengan, en estrecha relación con la inserción, de tal forma que la libertad carismática y la católicidad de la vida consagrada se expresan también en el contexto de la Iglesia particular".

A su vez, recalcó que los obispos están llamados a respetar, "sin manipular", "la pluridimensionalidad que constituye la Iglesia y a través de la cual la Iglesia se manifiesta". Es responsabilidad de los prelados, recordó el Papa, "discernir y reconocer la autenticidad de los dones carismáticos", pero eso no puede hacerse "sin un sereno y adecuado discernimiento" que "tenga en cuenta la originalidad del carisma, de su dimensión profética, de su inserción en la vida de la Iglesia particular, de la comunión afectiva y efectiva con esta y con la Iglesia universal, del compromiso para la evangelización, también en su dimensión social".

Tras sugerir que deben verificar que el fundador o la fundadora muestren "madurez eclesial", con "una vida que no contradiga la acción del Espíritu Santo suscitador de los carismas", y que tales carismas puedan armonizarse adecuadamente "en la comunión eclesial", les recordó la obligación de consultar siempre previamente a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

"No existen relaciones mutuas allí donde algunos mandan y otros se someten, por miedo o por conveniencia", aclaró Francisco, quien sí pidió "relaciones mutuas" en las que "se cultive el diálogo, la escucha respetuosa, la hospitalidad recíproca, el encuentro y el conocimiento, la búsqueda compartida de la verdad, el deseo de fraterna colaboración por el bien de la Iglesia, que es ‘casa de comunión'". En una misió compartida, pues "todo esto es responsabilidad tanto de los pastores como de los consagrados".

El Papa les pidió a los presentes una atención especial a las "monjas contemplativas", al asegurar que la Iglesia necesita "estos faros que indican la ruta para llegar al puerto, estas antorchas que acompañan el camino de los hombres y de las mujeres en la noche oscura del tiempo, estos centinelas de la aurora que anuncian la salida del sol".

Asimismo, insistió en pedirles que las acompañen "con afecto fraterno" tratándolas siempre "como mujeres adultas", respetando "sus propias competencias, sin interferencias indebidas".

Por último, Francisco los exhortó a amar la vida consagrada, a conocer en profundidad y a construir las relaciones mutuas a partir de la eclesiología de comunión, desde el principio de la coexistencialidad, y de la adecuada autonomía que se refiere a los consagrados.

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