75 aniversario de la restauración de la vida monástica de Poblet Jaume Pujol: "Vuestros monasterios son lugares de misericordia por su proverbial hospitalidad"

(Fra Bernat Folcrà).- Este jueves ha tenido lugar en Poblet el encuentro de los monjes y de las monjas de la Congregación cisterciense de la Corona de Aragón, con motivo de la celebración de los 75 años de la restauración de la vida monástica de Poblet.

En Palabras del Abad Emérito de Poblet, P. José Alegre: "Yo no puedo menos de decir o subrayar lo que dice el salmista al acabar este día del 75 aniversario de la restauración monástica de Poblet: ‘Es hermoso y agradable convivir los hermanos', un día feliz para explayar el corazón en la convivencia con los hermanos y hermanas de la Congregación".

Y es que, en efecto, para todos los monjes y monjas de los cuatro monasterios cistercienses que conforman nuestra congregación de Aragón, el de hoy fue un día muy fraterno y feliz, un día en que los monasterios de Valldoncella y Vallabona, Solius y Poblet se han reunido para estrechar los lazos de la unidad, para revivir el fuego de la comunión.

Celebrar los 75 años de la restauración de la vida monástica de Poblet significa antes que nada regalar a nuestra sociedad un testimonio de unidad y de comunión.

El Señor Arzobispo de Tarragona, monseñor Jaume Pujol Balcells, presidió la Eucaristía a las 10 de la mañana. Al inicio de la misa, el P. Abad de Poblet, Octavi Vilà, expresó unas palabras de agradecimiento por todos los monjes que han hecho posible la vida monástica de Poblet: "Hoy damos gracias al Señor, porque la vida monástica, con las dificultades propias de toda vida humana, se ha mantenido en esta casa a lo largo de estos años... Pongamos todas nuestras fuerzas en mantener vivo el calor de la vida cisterciense en Cataluña, esta nación de profundas raíces cristianas y en la que nuestros monasterios han sido y son referentes espirituales", dijo el P. Abad Octavi Vilà.

Cuando el 24 de noviembre de 1940 los monjes provenientes de Italia tomaron posesión de Poblet, el P. Giovanni Rosavini, el P. Martino Marini, el P. Tommaso Vona y Fray Giovanni Fioravanti, la piedras "fueron invadidas de un nuevo aliento vivificante, y los ojos adormecidos de las bóvedas góticas de la iglesia y del claustro se reanimaban de nuevo", señaló durante la homilía el Sr. Arzobispo, haciendo alusión a la crónica de aquel tiempo. "Vuestros monasterios son lugares de misericordia por su proverbial hospitalidad, por su mirada de amor, porque si estáis arraigados en el amor a Dios se consigue abrazar a todo hombre, sin excepción: Honorare omnes homines, honrar todos los hombres, así se expresa san Benito, demostrando con ello una gran atención al valor de cada hombre como persona", dijo el Arzobispo Jaume en la homilía.

A las 11, 45 el P. Lluc Torcal, Procurador general del Orden Cisterciense, pronunció la conferencia: El Orden Cisterciense en los inicios del siglo XXI, donde señaló que, entre las diversas dificultades que atraviesa la vida monástica y religiosa en general, como la falta de vocaciones, la ausencia de Dios en nuestras sociedades, la falta de formación religiosa, la raíz de todas se encuentra en el individualismo que caracteriza nuestra época. Estas dificultades se combaten con una gran voluntad de trabajar unidos y conjuntamente en la Orden. La crisis del individualismo, que es el pecado original de nuestro tiempo, hace muy difícil el formar comunidad, no favorece las condiciones en las que germinan las vocaciones a la vida religiosa: el matrimonio, la familia, la formación cristiana.

El Arzobispo Jaume dijo que una gran forma de vivificar la vida monástica y de atraer a nuevas vocaciones es mandar a los jóvenes a estudiar al exterior, porque esto abre horizontes en el trabajo intelectual y al enriquecimiento cultural y espiritual de los monasterios. Salir a estudiar al exterior, como hacemos con los cursos de formación monástica en Roma, es también un contacto impagable con otros religiosos y abre una dimensión social muy importante. Caminamos hacia una nueva realidad de claustros abiertos, que propician una cultura y una mística del encuentro, una mística del encuentro que vivifica la oración. Precisamente cuando se pasan momentos de gran dificultad como los de ahora es que los monjes se vuelven misioneros.

Sin los otros no somos nada, porque como dijo la M. Nuria Illas i Culla, priora de Valldonzella, gracias a las hermanas de Valldonzella estamos aquí en Poblet, ya que la hermana Laura Rogers, que era secretaria de las abadesas, escribió a toda Europa solicitando la venida de los monjes a Poblet. Poblet estaba en ruinas y su restauración ha sido un milagro. La Madre abadesa de Vallbona, Anna Maria Camprubí, expresó que esta jornada era todo un Kairós, un momento oportuno de comunión, todo un día de salvación, para vivir una vida monástica auténtica. Y el prior de Solius, Josep Peyarroña, dijo que eran los 75 años de nuestra madre, Poblet es la madre de Solius, que también celebrará los 50 años de fundación el 31 de enero de 2017.

La vida monástica, por todo ello, tiene hoy mucho que decir al mundo que sufre por la división, tiene unos valores que necesita la sociedad actual. Los monasterios son y serán siempre lugares de misericordia donde el hombre de todos los tiempos podrá reencontrarse a sí mismo y redescubrir su dignidad. Lugares de misericordia donde el corazón podrá abrirse y explayarse hasta experimentar qué hermoso y agradable es convivir todos los hermanos.

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