Enrique de Castro y Miguel Santiago, en la presentación de 'Abrazados por la utopía' Tres 'nazarenos' que reparten abrazos del corazón y utopía de los sueños

Enrique de Castro, Miguel Santiago y Evaristo Villar
Enrique de Castro, Miguel Santiago y Evaristo Villar

Dos gigantes de la militancia, dos referentes para los cristianos de base, dos figuras con los pies bien plantados en el suelo y los corazones abiertos a lo universal”

A los dos los gitanos les llaman “maestros”, un calificativo que “sólo conceden a los de su sangre y a los que levan en el corazón”

"Los ricos sólo podrán encontrar a Dios cuando los pobres los admitan, porque Dios es de ellos, de los pobres”

"Jesús fue un antiIglesia de su tiempo, porque fue laico y criticó a los sacerdotes. Y la Iglesia sigue mantenida por los poderes de este mundo. Por eso, no creo en la Iglesia católica, sino en el Reino de Jesús”

"Jesús, con sus Bienaventuranzas fue el primer defensor de los Derechos Humanos y no dejó la evaluación de esos derechos en Mateo 25"

“Los Derechos Humanos son la salvación de la Humanidad. O nos salvamos todos o no se salva ni Dios”

Pensamos que iba a ser una presentación de un libro al uso, pero se convirtió en un “caudal de vida” vivida desde el Evangelio, desgranada por tres viejos luchadores 'nazarenos', tres vidas entregadas en el altar del amor a los demás, “abrazados por y a la utopía”. Abrazos del corazón y utopía de los sueños de Miguel Santiago Losada, el autor del libro, acompañado en la mesa por Enrique de Castro, el 'profeta de los pobres de Vallecas', presentados por Evaristo Villar, el teólogo-activista, animador de comunidades de base y de Redes cristianas. Tres personas a las que Bertolt Brecht llamaría “imprescindibles”, porque “luchan toda la vida”.

El salón de la Comunidad Santo Tomás de Aquino, a rebosar. Más de medio centenar de personas, que disfrutaron con las vivencias “con sabor a autenticidad” de los intervinientes en la presentación del libro 'Abrazados por la utopía' (Editorial Popular). Con prólogo del teólogo inspirador de todos los militantes de este país, José María Castillo.

En él, el teólogo granadino, analiza la palabra utopía y concluye:

“Desde el día que conocí a Miguel Santiago y a su grupo, en los encuentros aquellos de Torrox o en Córdoba, me invadió una alegría y una esperanza que me siguen motivando. Alegría y esperanza a las que no pienso renunciar”.

En la introducción del acto, Evaristo Villar glosó a grandes rasgos las figuras de Enrique y Miguel, “dos gigantes de la militancia, dos referentes para los cristianos de base, dos figuras con los pies bien plantados en el suelo y los corazones abiertos a lo universal”. Para pasar a plantearles una serie de preguntas al autor y a su 'padrino'.

Presentación del libro de Miguel Santiago
Presentación del libro de Miguel Santiago

Enrique y Miguel se conocieron en los años 80, cuando ambos estaban en la misma lucha por los desheredados. En una lucha compartida, que, en aquellos años, estaba más centrada en la dignificación de los gitanos. Por eso, a los dos los gitanos les llaman “maestros”, un calificativo que, como recordó Enrique de Castro, “sólo conceden a los de su sangre y a los que levan en el corazón”.

Dos “maestros de calle” durante una ya larga vida. De hecho, a eso se dedicó desde hace años Miguel Santiago en su Córdoba natal. Tanto en la calle de la ciudad como en la Universidad Laboral. Sin dejarse tentar por ofertas de otros ámbitos, como el político, aunque le ofrecieron, en varias ocasiones y en esta última, ser candidato a la alcaldía por una plataforma de izquierdas.

Dijo que no, decidió decir no al poder, porque el poder te aparta de la gente y, si aceptase, Miguel dejaría de ser maestro de la calle”, explicaba Enrique de Castro sobre su compañero. Y ambos siguieron comentando sus momentos “de duda y de alegría, de dolor y de placer y de lucha”. Por ejemplo, aquella vez que, con un grupo numeroso de personas, los dos ocuparon la Mezquita, como protesta contra su inmatriculación por parte del obispado.

Enrique de Castro, Benjamín Forcano, Miguel Santiago y Evaristo Villar
Enrique de Castro, Benjamín Forcano, Miguel Santiago y Evaristo Villar

Lucha contra los poderes, incluido el eclesiástico. “En Córdoba, la jerarquía es ultracatólica y, desde hace mucho tiempo, el cabildo tenía (y en algunos aspectos todavía tiene) sumergida a la ciudad en la Edad Media oscura”, dice Miguel Santiago.

También contaron Enrique y Miguel cómo llegaron a implicarse a fondo por el tercero y el cuarto mundo. “El meternos en estos fregados es un regalo que recibimos y no algo voluntarista. Es una llamada. Son ellos, los pobres, los chicos, los que nos vinieron a buscar, porque huelen que hay una apertura. Y siguen viniendo a casa en procesión permanente. Cinco en los dos últimos días”, explica De Castro.

Y el cura rebelde de Vallecas añade: “El cuarto mundo es el lugar del Dios de Jesús. Jesús siempre se sintió muy querido y estuvo muy enamorado. Para mí, ha sido un regalo el descubrir lo que te dan y, por eso, te enamoras. Y ellos siguen llegando, porque basta que no te tengan miedo. Porque el miedo lo huelen como los perros”.

Y ya lanzado, Enrique de Castro lanzaba:

“A Dios no se le puede encontrar en el barrio de Salamanca, porque ahí no está. Porque Dios no está en el bolsillo de los ricos. Los ricos sólo podrán encontrar a Dios cuando los pobres los admitan, porque Dios es de ellos, de los pobres”.

Por su parte, Miguel Santiago contó la evolución de un niño “cuidado y querido de la alta burguesía gaditana” que se fue “enamorando de Jesús de Nazaret, con libros como los de Pepe Castillo o Benjamín Forcano, que me confirmaban teóricamente lo que quería ser”. Y, desde entonces, principios de los 80, optó por las comunidades de basé y se implicó en los colectivos sociales. Con un grupo de jóvenes, llamados 'Jóvenes sin fronteras', que, con el tiempo, fue cambiando para convertirse primero en una comunidad y, después, en una familia. “Familia de corazón”, que sigue siendo.

“¿Cuál es vuestra experiencia de Iglesia, ¿cómo fue vuestro paso de la Iglesia oficial al Evangelio?”, preguntó Evaristo Villar. “Para mí fue un proceso que dura toda la vida, un recorrido largo, en el que he intentado ser lo más libre que he podido. Por ejemplo, fue la gente la que me hizo cura, aunque yo niego el sacerdocio, porque Jesús se cargó el sacerdocio y el templo, mientras nosotros lo mantenemos. Jesús fue un antiIglesia de su tiempo, porque fue laico y criticó a los sacerdotes. Y la Iglesia sigue mantenida por los poderes de este mundo. Por eso, no creo en la Iglesia católica, sino en el Reino de Jesús”.

prtesentación del libro de Miguel Santiago
prtesentación del libro de Miguel Santiago

Y, quizás por eso, aseguraba: “La fe es patrimonio de la Humanidad y puede tener tanta fe un ateo como un católico”.

Es amis fe vivida en libertad llevo a Miguel Santiago y su comunidad a enfrentarse al cura Castillejo, el entonces omnipotente presidente de Cajasur y canónigo de la catedral, para “no dejarse atrapar” y seguir evolucionando hasta ser “una familia de corazón”. Por eso, asegura: “Dejé de ser católico. Y lo de cristiano ya me molesta. Soy una persona que intenta seguir al Nazareno y defender los derechos humanos”

Porque Miguel está convencido que Jesús, con sus Bienaventuranzas “fue el primer defensor de los Derechos Humanos y no dejó la evaluación de esos derechos en Mateo 25: 'Tuve hambre y me disteis de comer...'”

Por eso, considera que “los Derechos Humanos son la salvación de la Humanidad. O nos salvamos todos o no se salva ni Dios” y, por eso, en las elecciones es partidario de prescindir de las motivaciones tradicionales y votar “a los que defienden esos Derechos” y “dejar de ser cristianitos para ser defensores d ellos derechos humanos o lo que es lo mismo de las Bienaventuranzas del Evangelio del Nazareno”.

La gente les preguntó cómo veían la situación actual. Enrique de Castro la vive con “desazón y dolor”, pero con cierta esperanza, “si creamos microsociedades desde abajito en el intento de vivir la utopía”. Porque “por el poder no se libera a la gente, ni siquiera por el poder de las izquierdas” y tampoco desde la Iglesia, entre otras cosas, porque

“la Iglesia ya no aglutina, porque ha echado a la gente y sigue echando a los jóvenes”

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Por una parte, Miguel apuesta por “seguir caminos de humanización, con gestos y detalles concretos de gente con corazón humano”, porque “la sociedad está llena de buenas personas y los malos no van a poder con nosotros, porque los buenos somos la mayoría del corazón”.

Portada dle libro de Miguel Santiago
Portada dle libro de Miguel Santiago

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