La oración, ¿una "arma" para la paz?

La tercera edición de la Marcha por la Paz de la Diócesis de Bilbao logró reunir en Bolibar a unos 1.500 feligreses, en su mayoría pertenecientes a las vicarías cuarta y quinta,, quienes encabezados por su obispo, Mario Iceta, recorrieron los dos kilómetros que separan el municipio de la colegiata de Zenarruza, donde fueron recibidos por la comunidad de monjes cistercienses. La marcha la abría una pancarta con el lema “Emon Bidea Pakeari”-“Haz un camino hacia la Paz”, y el recorrido se desarrolló en un clima de silencio y escucha de los comentarios y oraciones que llegaban a través de la megafonía.

En todo momento, y desde su primera edición, este encuentro ha buscado ser una jornada de oración, y así quedó de manifiesto en el discurrir y en los mensajes lanzados como por ejemplo las palabras que Iceta pronunció al final de la marcha: “Demos un camino a la paz”, es el lema que preside esta tercera marcha por la paz a Ziortza. La paz, ciertamente, es un don de Dios y también una tarea del hombre. En las bienaventuranzas, Jesús nos ha dicho, “dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”. También la Sagrada Escritura concibe la vida humana como un caminar hacia Jerusalén, hacia la casa de Dios, es decir, hacia la ciudad de la paz. Cuando Dios está en medio de nosotros, experimentamos la paz como un don suyo.

En nuestra peregrinación por la vida estamos llamados a ser constructores de paz. Es una tarea hermosa, pero también ardua.
Esta marcha ha constituido para nosotros un momento de oración, de testimonio y de compromiso.
De oración, porque pedimos a Dios que nos conceda el don de la paz y que nos ayude a construirla.
De testimonio, porque queremos ser signo de esperanza en la certeza de que la paz es un don prometido por Dios cuando vivimos como hermanos hijos de un mismo Padre.


De compromiso, porque queremos recorrer juntos el camino de la paz con nuestro compromiso constante de ser sembradores y constructores de paz.
La paz nace de un corazón convertido y renovado por la gracia de Dios. En este tiempo de Cuaresma pedimos para todos la gracia de la conversión. En el tiempo de Semana Santa celebramos que Cristo es nuestra paz. Con su muerte y resurrección ha derribado toda barrera que impide la verdadera reconciliación. En el antiguo testamento, Jesús es profetizado por Melquisedec como Rey de Salem, es decir, rey de paz, que ofrece pan y vino, figura del cuerpo entregado y de la sangre derramada. Que este reino, de paz, justicia y amor, se haga realidad entre nosotros.”


Non solum sed etiam …

El hecho de que más de mil personas se junten en un acto por la paz, y de que este además cuente con la presencia del obispo, a priori resulta un hecho noticiable, pero la verdad es que el seguimiento mediático que ha tenido la marcha por la paz de Bilbao no ha sido muy grande. ¿Por qué? Bueno no resulta difícil imaginar que el hecho de que no se haya mentado de ninguna manera expresa a ETA, a su final, a su tregua, a las víctimas del terrorismo, a los presos, a Sortu,… o a algo más “jugoso”, pues quita trascendencia a este evento. Solo ha sido un encuentro de oración.


Y en parte es cierto, Peeeero!!! Hagamos otras posibles lecturas:
Más de mil personas se han dado un paseo de dos kilómetros con el convencimiento de que a través de la oración pueden alzar su voz y manifestarse hacia Dios y hacia la sociedad expresando su deseo de una sociedad que viva en paz. Han mostrado la sed de paz y reconciliación que vive este pueblo. Y lo han hecho rezando. ¿Será la oración “un arma” para alcanzar la paz?

Más de mil personas han clamado paz sin citar a nadie, sin excluir a nadie, y sin atacar a nadie. No cabe duda que en una sociedad habituada a los discursos “cargados con pólvora”, una iniciativa como esta tiene su merito.


Que en Bilbao hayan “asfaltado” dos kilómetros más hacia la paz, merecía unas líneas.

Txenti, 11 de abril de 2011
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