Ordenación episcopal y toma de posesión en San Sebastián Fernando Prado: Nuevo pastor y misionero en la catedral del Buen Pastor

Fernando Prado: Nuevo pastor y misionero en la catedral del Buen Pastor
Fernando Prado: Nuevo pastor y misionero en la catedral del Buen Pastor

A las diez horas se fue acercando mucha gente a la entrada principal de la Catedral de El Buen Pastor, allí estaba una tamborrada juvenil y estaban, muy visibles, personas de la Asociación "Mensajeros de la Paz", con el Padre Ángel a la cabeza, al que volví a saludar con afecto y respeto. A la entrada catedralicia miré a lo alto alto y vi la escultura de Chillida en piedra: una Cruz

La ceremonia de toma de posesión episcopal tiene algo o mucho de Fiesta (con mayúscula); es ceremonia en la que se oyen aplausos y ruido de palmas en un templo, excepcionalmente, la catedral

En la ceremonia de ordenación episcopal de don Fernando hubo mucha Fiesta, muchos aplausos; se oyó el instrumento vasco (txalaparta) y un grupo de dantzaris subieron al presbiterio y bailaron durante la Misa

Si la mañana de ayer, la víspera, fue lluviosa, la de hoy, de mucha Fiesta por la Ordenación episcopal de don Fernando Prado, fue de cielos azules, de mucho brillo

A las diez horas se fue acercando mucha gente a la entrada principal de la Catedral de El Buen Pastor, allí estaba una tamborrada juvenil y estaban, muy visibles, personas de la Asociación "Mensajeros de la Paz", con el Padre Ángel a la cabeza, al que volví a saludar con afecto y respeto. A la entrada catedralicia miré a lo alto alto y vi la escultura de Chillida en piedra: una Cruz. 

La cruz de Chillida
La cruz de Chillida Á. A.

A las once horas, del sábado 17 de diciembre de 2022, la procesión salió de la Catedral por un lateral a la Plaza (del "Buen Pasrtor) y entró por la puerta principal. La procesión la formaron una larga fila, de a dos, de sacerdotes, personas consagradas, obispos, arzobispos, los cardenales Blázquez y Osoro, el Ordenante principal, su Eminencia Reverendísima, el claretiano cardenal Bocos, y los otros ordenantes, el Excelentísimo y Reverendísimo don Bernardito Azua, nuncio filipino, y el Excelentísimo y Reverendísimo Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, don Francisco Pérez, antes director de “Obras Misionales Pontificias” y nombrado arzobispo castrense en 2003, tiempos de Aznar. 

Una vista de la catedral del Buen Pastor en la ordenación episcopal de Fernando Prado
Una vista de la catedral del Buen Pastor en la ordenación episcopal de Fernando Prado

Entre la fila de sacerdotes y obispos se situó el Obispo electo, don Fernando Prado. En estrictos términos canónicos, todos los obispos, arzobispos y cardenales, presentes, son ordenantes

La plural ceremonia, que tuvo lugar en el presbiterio catedralicio, tuvo un eje principal, que fue la ordenación episcopal (aspecto sacramental y teológico del “ministerio apostólico”), celebrada con arreglo al Pontifical romano de Ordenaciones, y una toma de posesión de la sede (aspecto jurídico), siendo invitado el obispo, una vez ordenado, a sentarse en la sede catedralicia, ya con mitra, báculo y anillo. Ambas partes se integraron en una solemne Eucaristía, que la inicia el Ordenante principal, y la concluye el nuevo obispo con su bendición. Un obispo que, después de la ordenación y toma de posesión, ya no es “electo”, sino ya el diocesano, con plenos derechos y deberes. 

El obispo Prado, tras su ordenación, ya presidiendo la ceremoniaj
El obispo Prado, tras su ordenación, ya presidiendo la ceremoniaj

Es de destacar, desde el punto de vista sacramental (cánones 1008 y siguientes), que el episcopado es el grado supremo del Sacramento del Orden, y que la toma de posesión es el momento en que el “ius ad rem” del obispo electo, se transforma en “ius in re”, categorías de Derecho Canónico que posteriormente pasaron al Derecho Civil, concretamente a los llamados Derechos reales.  

Las lápidas de los obispos precedentes

La llegada de la procesión al Altar Mayor me recordó que, allí en el presbiterio, están enterrados todos los obispos fallecidos que tuvo la diócesis; estando a la izquierda, los restos del obispo Argaya y, a la derecha, los restos del obispo Setién (mirando desde los bancos de fieles). Lápidas tapadas por una gran alfombra.  

La costumbre de enterrar en el presbiterio a obispos no parece adecuada ni es respetuoso convertir el presbiterio catedralicio en un cementerio. Para eso están las criptas de las catedrales, como la de San Sebastián, admitiendo -que es ya mucho admitir- el privilegio episcopal, según el Derecho Canónico, de enterrar a los obispos en las catedrales. Pisar tumbas en celebraciones litúrgicas, como las de la ordenación episcopal de don Fernando Prado, no parece ejemplo de respeto hacia los allí enterrados. Y recuerdo el trabajo que costó encajar la lápida sepulcral para cerrar el hoyo, agujero oscuro y hondo, en el que se depositaron los restos de monseñor Setién en 2018. Y pisando la tumba de Argalla, el oficiante principal del funeral del Setién, que fue monseñor Munilla, mientras miraba la de Setién. 

La imagen de Cristo Buen Pastor, titular de la catedral donostiarra
La imagen de Cristo Buen Pastor, titular de la catedral donostiarra

Y traigo ahora a colación lo que en el artículo de ayer denuncié acerca del Episcopologio incompleto que aparece en la página Web de la Diócesis y en el dosier facilitado a la prensa sobre la Ordenación episcopal de don Fernando. 

Dantzaris en el presbiterio

La ceremonia de toma de posesión episcopal tiene algo o mucho de Fiesta (con mayúscula); es ceremonia en la que se oyen aplausos y ruido de palmas en un templo, excepcionalmente, la catedral. En la ceremonia de ordenación episcopal de don Fernando hubo mucha Fiesta, muchos aplausos; se oyó el instrumento vasco (txalaparta) y un grupo de dantzaris subieron al presbiterio y bailaron durante la Misa. Fiesta que también hubo en la ordenación de monseñor Satué, serio y grave, en la Catedral de Teruel, donde se escucharon dos jotas baturras, con músicas de bandurrías y laudes, rasgadas las cuerdas con finas púas. 

Los dantzaris, en el presbiterio
Los dantzaris, en el presbiterio

Palabras del Nuncio Apostólico, Monseñor Azúa

Intervino en primer lugar el Sr. Nuncio, que, en nombre del Papa Francisco, saludó a todos, mencionando a los monseñores Munilla, anterior Obispo, a monseñor Pérez, Administrador apostólico de la Diocesis de San Sebastián hasta ahora, y a monseñor Uriarte, emérito. Felicitando al obispo electo, don Fernando, citó a San Antonio María Claret, fundador de los claretianos. Concluyó su breve intervención con la petición a la Virgen de ayuda a la nueva misión de don Fernando, y mencionó a San Ignacio de Loyola, Patrón de la Diócesis. 

Francisco Pérez
Francisco Pérez

Palabras de Mons. Peréz, Administrador Apostólico

Alegrándose de la sucesión apostólica, recordó a todos los obispos que anteriormente tuvo la Diócesis de San Sebastían, mencionó a todos, "expresión de que todos "pasamos", permaneciendo únicamente Cristo -según dijo-. Habló de la hermosa Diócesis de San Sebastián, y recordó que hoy el Papa cumplió 86 años, por el que pidió rezos. Habló también de la devoción al Corazón de María y de San Antonio María Claret. Concluyó dando las gracias por el nuevo Pastor. 

Liturgia de la Palabra 

Se leyeron textos del Profeta Isaías, del Apostol San Pablo, y del Evangelio de San Juan sobre "El Buen Pastor". 

Mensajeros de la Paz en San Sebastián
Mensajeros de la Paz en San Sebastián

Rito de Ordenación  

Una vez "presentado el elegido", con la exhibición y lectura de las Letras Apostólicas, el Ordenante principal pronunció la Homilia.

Se refirió el cardenal Bocos al caracter fundamente eclesial de la Cremonia de Ordenación, señalando las funciones y responsabilidad del Obispo. Destacó la condición de sacedodote claretiano y de misionero de don Fernando Prado, con su divisa "In corde matris", y con referencias a San Antonio María Claret. Después de citar a San Agustín ("velar es más que vigilar") y reflexionar sobre María, "siempre al pie de la cruz", terminó mencionando a San Ignacio de Loyola. 

Aquilino Bocos
Aquilino Bocos

Después de la Homilía, la ceremonia continuó con las promesas del elegido a las preguntas del Ordenante principal, la llamada "Súplica litánica", la imposición de manos, la unción de la cabeza y la entrega del libro de los Evangelios y de las insignias. 

Fue el Ordenante principal y no el nuncio el que invitó al ya nuevo obispo a sentarse en la sede catedralicia, ya con mitra, báculo y anillo, que, por cierto, fue regalo de los Mensajeros de la Paz. 

Liturgia eucarística 

La Santa Misa continuó, siendo ya el celebrante principal el nuevo Obispo. Ya al finalizar, el nuevo obispo saludo a los feligreses presentes en la Catedral que recorrió a pie, designando para acompañarle a los dos obispos de San Sebastián presentes, monseñores Munilla y Uriarte. 

Prado, con sus antecesores, Uriarte y Munilla
Prado, con sus antecesores, Uriarte y Munilla

Ritos finales 

Antes de proceder a la bendición,ya en los ritos finales, pronunció el nuevo obispo unas palabras de saludo. Destacó que rompía el protocolo para recordar en primer lugar, "a las personas que no cuentan", las que no hacen historia, los invisibles, y si la hacen es más una "Crónica negra". ¡Qué alegría saber que para Dios nadie es lejano ni invisible, todos contamos! exclamó. 

Después de ese recordatorio, transmitió saludos a las autoridades y servidores públicos, a los obispos, al nuncio, a los cardenales, a los misioneros claretianos, a su familia, a los amigos de San Antón, de los que dijo: "Sois mi joya y Corona"; también a los sacerdotes, consagrados y al laicado de Guipuzcoa. Encomendó a la Virgen de Arantzazu su Ministerio

Hoy es día de Fiesta grande. Y recordó las siguientes palabras del Papa Francisco: "Siento el goce de sentirme pueblo". Impartíó monseñor Prado, a continuación, su primera bendición apostólica. Y se cantó el Himno a la Virgen. 

El pañuelo de Mensajeros
El pañuelo de Mensajeros Á. A.

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Concluida la espectacular Ceremonia, no fui al Seminario donostiarra, sino que me junté con antiguos amigos donostiarras de los veranos pasados en Ondarreta. Fui a un restaurante del "casco viejo" de Donosti. 

Hablaremos, naturalmente, de la Real, del "felino" Arconada y de los regates endiablados de los jugadores López Ufarte e Idígoras, de aquellos tiempos. No siendo lo más importante el comer que el estar con amigos, es también importante en un día de Gran Fiesta como hoy. Ya tengo elegido mi plato, pero, por si acaso, no diré cuál es. Sólo diré que en el plato hay un producto genitivo de Tudela, Navarra. 

Aznárez y el Padre Ángel
Aznárez y el Padre Ángel

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