"La renuncia de Benedicto, que es huida y/o marcha, es renuncia a combatir" El combate del tejón y la serpiente

El combate del tejón y la serpiente
El combate del tejón y la serpiente

"El combate entre esas bestias se puede utilizar a modo de símil para explicar luchas crueles por el Poder, como las del Vaticano"

"Y un Papa que renuncia y que fallece muchos años después pone en riesgo el prestigio de su pontificado”

"¿Qué queda del Pontificado de Benedicto XVI? ¿Acaso queda algo? ¡Qué fotos y qué pena las últimas publicadas!"

"En Francisco si veo, por el contrario, cosas que sí me recuerdan al tejón y a la serpiente, pues en su Pontificado si ha habido luchas terribles por el Poder, unas más conocidas que otras, y siempre, como todo lo vaticano, muy opaco, a veces mentiroso"

I.- Introducción:

Es sabido que lo francés es elegante y prestigioso para el Vaticano. Se llegó a decir que un cardenal de la Curia romana, emérito hoy, presidió un Dicasterio haciéndose pasar por francés -su apellido pudiera ser francés- aunque su Eminencia Reverendísima había nacido en territorio, hoy República, de la que fuera Yugoslavia. Tal anécdota no la creo, pues se haría de tonta condición a monseñores de ese Estado minúsculo, no debiéndose generalizar la tontería, que alguno habrá tonto en el Vaticano, pero no todos.

No es casual que la más excelente literatura moralista sea la francesa, destacando con sus fábulas La Fontaine, nacido en el siglo XVII. Fue mérito de tal fabulista escribir de animales (de la cigarra y de la hormiga, del cuervo y del zorro, del buey y de la rana), para referirse a los humanos.

Francisco y Benedicto
Francisco y Benedicto

    Ningún fabulista, ni francés ni español, escribió del tejón y de la serpiente, trayéndolos aquí porque vi un vídeo (Youtube), de un combate entre ambos, de una violencia extrema (hasta la muerte) e insoportable. El combate entre esas bestias se puede utilizar a modo de símil para explicar luchas crueles por el Poder, como las del Vaticano. Más adelante, ya en los finales, se entenderán los porqués del titular elegido.

Al principio del año 2016, aquí en Religión Digital, escribí siete artículos denominados Parecidos y diferentes, siendo objeto de los mismos el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco, casi un libro, con mucho texto y fotografías. Leídos ahora, a finales del 2022, los siete textos mantienen, a mi juicio y con todas las modestias invocables que procedan, el interés. Pero desde entonces muchas cosas han pasado, pareciendo aconsejable volver a atrás, siendo el Papa emérito y el Papa reinante también ahora los protagonistas. 

II.- Benedicto XVI:  

Este Papa, desde el principio, allá por abril de 2005, me interesó mucho. Recuerdo su salida a la balconada de la Basílica vaticana para saludar a los allí congregados a los pocos minutos de ser elegido Papa, el 19 de abril de 2005. Esos primeros saludos los vi, a través de la televisión, en el despacho del director del periódico La Nueva España, cuyo director era entonces Isidoro N. Para poder desplazarme al domicilio del periódico, nada más aparecer el humo blanco de la estufa de la Capilla Sixtina, suspendí la sesión que, bajo mi presidencia, el Jurado Autonómico de Expropiación del Principado de Asturias, estaba celebrando.

Elección de Benedicto

Repetidamente, también a través de la televisión, vi la llamada antes Misa de la Coronación del nuevo Papa y ahora llamada de inicio del ministerio como Obispo de Roma, a los pocos días (24 de abril de 2005). Vi la alegría y satisfacción de Ratzinger, habiendo conseguido, frente a Sodano y otros, lo que quería: ser Papa

Un Benedicto XVI con episodios en su biografía de momentos de euforia seguidos de otros de pesar, de mucho agobio. Y una personalidad, la de este hombre, interesante, pues de él se dijo que habiendo estado durante 23 años presidiendo el Dicasterio “para la Doctrina de la Fe”, antes del Santo Oficio, resultó que “nunca perteneció a la Curia”.  

Dos cartas encíclicas suyas causaron admiración;  las leí y aún leo con igual emoción: se trata de Deus Caritas est (25 de diciembre de 2005) y Caritas in Veritate (29 de junio de 2009). A esos textos excelentes, sumaría otros, destacando el Discurso del Papa Benedicto XVI ante el Bundestag alemán (22 de septiembre de 2011). Por todo ello a Benedicto XVI lo llamé siempre, en mis escritos, “mi bendito Benedicto”. 

Lo dije antes en Parecidos y diferentes (2016), también el 12 de agosto de este mismo año: “Y un Papa que renuncia y que fallece muchos años después pone en riesgo el prestigio de su pontificado”. Y para tal afirmación puse sobre la mesa mi larga experiencia como redactor de renuncias queridas por otros y siempre desaconsejadas por mí: no son ocurrencias de teólogo o de canonista “entarimados”. A esos artículos, pues, me remito íntegramente. 

Benedicto XVI
Benedicto XVI

¿Qué queda del Pontificado de Benedicto XVI? ¿Acaso queda algo? ¡Qué fotos y qué pena las últimas publicadas! El que ignore los laberintos mentales y psicológicos de Ratzinger es normal hacerse la pregunta que formuló en El País el 15 de abril de 2009 el periodista Juan Arias (mucho antes de la renuncia) ¿Para qué quiso ser Papa? Benedicto XVI, prototipo de homo aestheticus, siempre fue más de contemplación que de acción.

Su renuncia, que es huida y/o marcha, es renuncia a combatir. Nada tuvo Ratzinger, pues, ni de tejón ni de serpiente: no quiso ni pudo batallar. No hay crueles batallas cuando uno de los posibles contendientes se escapa y sale corriendo. Los orientales dicen: “El que monta sobre un tigre, ya no puede apearse”. Claro que los papas teólogos y estetas siempre fueron muy extravagantes...

III.- Francisco: 

La cara de los Sodano y otros en la tarde noche del 13 de marzo de 2013 anunciaba lo que iba a llegar: al fin un Papa jesuita, muerto ya otro jesuita, el Cardenal Martini, palpable a su pesar. Durante un tiempo observé al nuevo Papa jesuita, ítalo-argentino, un padre jesuita y también paradójico, con atención asombrado de lo que hizo el anterior (la renuncia). En este Papa si veo, por el contrario, cosas que sí me recuerdan al tejón y a la serpiente, pues en su Pontificado si ha habido luchas terribles por el Poder, unas más conocidas que otras, y siempre, como todo lo vaticano, muy opaco, a veces mentiroso

Francisco y Sodano

Lucha a muerte con Sodano, ese “hombre eclesiásticamente disciplinado” que dijo Francisco en la Misa de Jubilación del anciano piamontés a los 90 años. Lucha a muerte contra todos los ladrones de la Curia que son muchos, muchísimos, y lo del Banco del Espíritu Santo y la Mafia es episodio importante, pero solo episodio. La muerte no sólo es la vía teológica para la Resurrección de la carne en la Religión Católica, es también -muy importante- la manera, siempre derrota, con la que los enemigos a muerte van desapareciendo poco a poco de la carrera eclesiástica. Hay responsos, incluso alguno papal, que parecen venganzas. 

Y después de la Laudato Si, de lo de Ahmed Al-Tayyed, de lo del Sínodo, llega lo de Predicate Evangelium, sobre la que escribí aquí, en Religión Digital, así como sobre el Opus Dei. Reitero que personas de la Obra fueron para mi ejemplo de virtudes cristianas y cívicas, señalando ahora a uno de ellos: a Pablo Casado Burbano, ya fallecido y Registrador de la Propiedad. No sé si fue fácil o difícil copar “puestos” en el tardofranquismo como dicen que hizo el Opus, pareciéndome que coparlos en el Vaticano es mucho más arriesgado y peligroso, pues de un plumazo papal o “tajazo”, un obispo puede perder hasta la mitra, tan bien encajada en una cabeza alopécica (en cabezas peludas encajan mal). 

Nunca pensé que la caperuza mitral fuese de quita y pon en lo perpetuo de un orden episcopal. Y de declinar el activo “copar”, se puede pasar rápidamente al pasivo “ser capado”.

Francisco y los jesuitas

No es extraño que muy cerca, al otro lado de la Plaza de San Pedro, en algunos de la Curia General, la jesuítica, hayan brotado urticarias y fiebres; si apoyándose en la estructura o en la coyuntura, tratan de abarcar más de lo debido o preparan planes de futuro de naturaleza mortis causa. ¡Terrible, terrible! claman los cuerdos jesuitas, recordando al griego Nikos K.: “Es muy difícil jugar con Dios y no ensangrentarse”. 

Y al tema del mal y de Satanás, Pablo VI dedicó la catequesis de 15 de noviembre de 1972, agobiado por ver los humos malignos entrando en el Palacio Apostólico por los enchufes, también de los espías. Tal vez ahora, en Santa Marta, la cosa sea diferente. Lo deseo. 

Y de los tres jesuitas sobre los que escribió Sandro Magister el 31 de octubre, también aquí, en Religión Digital, ya se escribió el 2 de octubre, con foto de entrada del Cardenal Erdö, Primado de Hungría, papable.   

Francisco
Francisco

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