La Misa fue, además, en sufragio por las intenciones del fallecido Papa Benedicto XVI Los tres 'lapsus' en la misa del cardenal Juan Bautista Re

cardenal Giovanni Battista  Re
cardenal Giovanni Battista Re

"Una ceremonia tradicional, que anualmente se viene repitiendo en la Basílica vaticana, en el mes de noviembre, es la llamada 'Misa de sufragio por el fallecimiento de los cardenales y obispos fallecidos en los últimos doce meses'"

"Dicha Misa tuvo lugar este año hace unos días, el pasado tres de noviembre, con la peculiaridad de que la Misa fue, además, en sufragio por las intenciones del fallecido Papa Benedicto XVI"

"Presidió la ceremonia el Papa Francisco, sentado en su trono, siendo celebrante principal de la Misa, por imposibilidad del Papa, el Cardenal Re, de ochenta y nueve años"

"Así hemos visto en ceremonia, de larga duración, tres lapsus o episodios de ancianidad destacables, que en verdad no son muchos, pudiendo ser más… Me gustan más las misas del arzobispo Rino Fisichella que las del cardenal RE, que sigue aquél sin ser creado cardenal"

En los actos y ceremonias que tienen lugar en la Basílica de San Pedro, también en el Palacio Apostólico, unos se repiten año a año y regularmente tipificados, caso, por ejemplo, de la solemne Misa de Pentecostés en la Basílica o del discurso papal a la Curia Romana, con ocasión de las felicitaciones navideñas, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. Otros actos y ceremonias pontificias carecen de aquella regularidad, son atípicos, pudiendo ser calificados de “novedosos” o no regulares, caso, por ejemplo, de la Misa de Apertura de la XVI Asamblea del Sínodo, que tuvo lugar el pasado 4 de octubre, o el encuentro del Papa con los niños del mundo, que tuvo lugar el pasado día 6, de este mismo mes y año. 

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Clarifico a mis lectores y lectoras, desde el principio, mi interés por lo litúrgico y lo ritual, tanto de la Iglesia latina como de las orientales y ortodoxas, habiendo aquí, en Religión Digital, publicado hasta cinco artículos “litúrgicos” este mismo año. Razón tuvieron los lectores cuando me escribieron sobre mi vocación frustrada de “ceremoniero”: es verdad. Y recuerdo con humildad que, en lo eclesiástico, lo más que llegué a ser fue monaguillo y a mucha honra; monaguillo de ayuda a un buen cura, a don Fernando, párroco de un pueblo extremo de Zamora.   

Francisco
Francisco

Una ceremonia tradicional, que anualmente se viene repitiendo en la Basílica vaticana, en el mes de noviembre, es la llamada “Misa de sufragio por el fallecimiento de los cardenales y obispos fallecidos en los últimos doce meses”. Dicha Misa tuvo lugar este año hace unos días, el pasado tres de noviembre, con la peculiaridad de que la Misa fue, además, en sufragio por las intenciones del fallecido Papa Benedicto XVI. Esto último tuvo su importancia, pues explicó el muy numeroso público que asistió a la Misa, a diferencia de lo ocurrido otros años; una ceremonia escasa de fieles. 

La Misa se celebró, como siempre, en la llamada Cátedra de San Pedro de la Basílica vaticana, al otro lado del baldaquino. Presidió la ceremonia el Papa Francisco, sentado en su trono, siendo celebrante principal de la Misa, por imposibilidad del Papa, el Cardenal Re, de ochenta y nueve años. El Decano del Colegio Cardenalicio tuvo a su lado al cardenal Parolin, secretario de Estado, y al cardenal Sandri, subdecano de tal colegio, éste de ochenta años. 

En ese mismo lugar petrino, en mayo de 2022, el Papa Francisco presidió el funeral por la muerte del todopoderoso y Decano emérito, Angelo Sodano. De éste, anteriormente, en la Misa con ocasión de su noventa cumpleaños, el 7 de diciembre de 2017, el Papa le denominó “hombre disciplinado eclesialmente”.  Y todos le creyeron, aunque todos se rieron, incluido el considerado disciplinado.  

Precisamente, entre el público asistente a la Misa del día tres, se pudo ver al Padre Lombardi, muy cercano a Benedicto XVI, así como a tres monjas de la Orden Menores Domini, que, formando parte de la “Familia Pontificia”, asistieron y cuidaron al recordado Papa hasta su muerte, en el final del año 2022. Y de manera llamativa no estuvo presente el arzobispo Georg Gänswein, secretario particular y último Prefecto de la Casa Pontificia de Ratzinger y también en años de Francisco.

El hecho de la ausencia es muy rico en significaciones, algo muy propio de ese fenómeno político y religioso que es el Vaticano, que es, el colmo o súmmum culmen de originalidad, que es ser Iglesia y Estado, todo junto y mezclado, siendo medieval, aunque superando la muy cristiana Edad Media.

El cardenal RE, personaje central en los pontificados de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, tuvo que esperar a que su antecesor, el cardenal Sodano, renunciara al Decanato a los noventa y dos años, para pasar el mismo desde el Subdecanato. Los secretos de pecados, ni confesables ni perdonables, conocidos por RE, deben ser enormes, y a buen seguro, si yo también los conociera, que no creería en Dios. Pero el cardenal Re, más fuerte y dotado, sí cree en Dios. Eso creo.

Cardenal Re

Escribiendo de RE he de recordar la “Carta Apostólica en forma de Motu Proprio del Santo Padre Francisco sobre el cargo de Decano del Colegio Cardenalicio”, firmado el “Motu Proprio” el 21 de diciembre de 2021. En ese documento pontificio se escribe lo siguiente, siendo el cardenal RE el referido al final del segundo apartado:

“Las normas de la Iglesia, con prescripciones claras y precisas, desde hace tiempo han provisto sabiamente también al puesto individual que, dentro del Colegio Cardenalicio, corresponde al Cardenal Decano y, en su lugar, al Subdecano, llamados a ejercer entre los hermanos Purpurados una presidencia fraterna y fecunda de primacía inter pares (cf. c. 352 § 1). Estas normas prescriben también el modo de su elección por parte de los Hermanos miembros de la Orden Episcopal (cf. c. 350 § 1 y 352 § 2-3).

Ahora, sin embargo, habiendo aceptado la renuncia al cargo de Decano del Colegio Cardenalicio del Eminentísimo Cardenal Angelo Sodano, a quien agradezco vivamente el alto servicio que ha prestado al Colegio de los Purpurados durante los casi quince años de su mandato, y teniendo en cuenta también el hecho de que, con el aumento del número de cardenales, gravan cada vez más compromisos en la persona del Cardenal Decano, me ha parecido oportuno que de ahora en adelante el Cardenal Decano, que seguirá siendo elegido entre los miembros de la Orden de los Obispos en la forma establecida por el can. 352 § 2 del Código de Derecho Canónico, permanezca en su cargo por un lustro, renovable eventualmente, y al final de su servicio pueda asumir el título de Decano emérito del Colegio Cardenalicio”.

O sea, que al Cardenal RE le quedan aún unos años de Decano, hasta cumplir el lustro, renovable eventualmente, y eso que ya tiene casi 90 años, pues nació en 1934. Y se da una circunstancia curiosa, pues tanto el Decano como el Subdecano (Sandri), ya no podrán participar en el futuro cónclave por haber ya cumplido los ochenta años de edad. Tendrá que hacer en el Cónclave futuro las funciones que no podrán realizar el Decano y el Subdecano, el cardenal de más antigüedad de la Orden de los Obispos, según el Codex y la Constitución apostólica Universi Dominici Gregis, de San Juan Pablo II, reformada por Benedicto XVI.

No obstante estar el actual cardenal Decano a las puertas de ser nonagenario, se le vio firme en el sostén y manejo del incensario; nada de temblores o tembleques en manos en la Misa del tres de noviembre. La única cosa fue que, en las plegarias, al subir tanto manos y brazos, como con entusiasmo, los dedos del Decano es como si bailasen, cuando deberían permanecer quietos. 

Secretos
Secretos

Naturalmente que la edad afecta y mucho en actos de tanta exposición pública como es una Misa televisada, en la que tantos ojos miran y remiran. Así hemos visto en ceremonia, de larga duración, tres lapsus o episodios de ancianidad destacables, que en verdad no son muchos, pudiendo ser más: 

1º.- Al principio de la Misa, al incensar el Altar, se olvidó a RE incensar la imagen de la Santa Virgen, lo cual fue inmediatamente rectificado por indicaciones de un ceremoniero, calvo y de gafas que allí asistía.

2º.- Después de proclamar con vigor y fuerza el “Pax domini sit semper vobiscum”, fue RE a abrazar al Subdecano Sandri, lo cual, y antes del abrazo, fue igualmente rectificado por indicaciones de otro ceremoniero, también calvo y con gafas. Lo procedente era abrazar con preferencia y primeramente al Santo Padre, Vicario de Cristo, que estaba sentado, atrás, en la Cátedra. Después del abrazo al Papa, volvió RE al Altar, abrazó al cardenal Parolín y se olvidó de abrazar al cardenal Sandrí, pues antes sólo hubo un intento interrumpido.  

3º.- Ya en la Comunión, antes de comulgar, hizo el Cardenal unos movimientos raros o extraños al “mojar” el ya cuerpo de Cristo con la sangre, en el cáliz.

Durante la ceremonia el Santo Padre, que leyó la homilía, no tuvo buen aspecto, parecía ya enfermo, con una cara de incomodidad y genio, que, cuando está enfadado, tanto le caracteriza, con una protuberancia de mandíbulas que tanto se destacan e intimidan. E intimidan a casi todos, excepto a los de los “dubia” y otros extremistas, que pasan unos a otros esas imágenes, que las creen del Maligno.  El viernes, el Papa, ya parecía enfermo, no siendo achacable, como escribieron algunos con mala intención, al Aragonés de Cataluña. 

Concluyo con una confesión: Me gustan más las misas del arzobispo Rino Fisichella que las del cardenal RE, que sigue aquél sin ser creado cardenal, no sabiendo bien las razones para tal cosa, no creyendo en vetos raros por lo de Brasil en tiempos de Benedicto ni en otras monsergas, ahora que es Cardenal Bustillo, franco-español y Obispo de Córcega.  

Cristo
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