Grito fuerte contra la injusticia.

“Yo tengo la conciencia muy tranquila de que jamás he incitado a la violencia. Todos esos campos pagados y esas calumnias y esas voces de radio gritando contra el obispo revolucionario son calumnias, porque mi voz no se ha manchado nunca con un grito de resentimiento ni de rencor.  Grito fuerte contra la injusticia, pero para decirle a los injustos, ¡Conviértanse! Grito en nombre del dolor para decirle a los criminales: ¡Conviértanse!”.  (1 de diciembre de 1977)

Monseñor Romero era hombre de paz y no creía que más violencia podría detener la espiral de violencia que arrastraba al pueblo salvadoreño.  En su corazón no había ni “resentimiento ni rencor”.  Nunca gritó motivando para utilizar la violencia. Más bien la condenó viniera de donde viniera. Pero nunca dejó de levantar su voz profética contra la injusticia vivida y sufrida, denunciando en nombre de las víctimas, y en nombre del Dios de la vida, llamando a la conversión a los responsables de mantener los sistemas injustos.  En la cita utiliza también la palabra “criminales” para indicar tanto a los explotadores de la fuerza de trabajo, como a los que utilizaban la violencia para defender el sistema injusto y a los que con violencia atacaban a representantes del sistema.

De ahí que desde ambos polos hubo críticas hacia la voz de Monseñor cuando denunciaba todo uso de cualquier forma de violencia.  Desde el sistema, el gobierno, la oligarquía, los medios de comunicación de la derecha, y desde ciertos sectores conservadores de la misma Iglesia (y entre sus hermanos bácula y mitra) se le criticaba, diciendo que promovía la violencia (de las organizaciones populares), la violencia “revolucionaria”.  Pero también desde esas organizaciones populares se oía las críticas que el arzobispo no entendía lo que estaba pasando en el país, que al condenar y rechazar la “justa violencia revolucionaria” estaba apoyando al sistema explotador y opresor, decían.

En esta cita que comentamos hoy, que la llamada fundamental de Monseñor es: ¡CONVIÉRTANSE! Nos pide que no actuemos ni por rencor, ni por resentimiento. 

Nos parece que en tiempos de crisis política, como la que vivimos permanentemente en nuestros pueblos, la llamada de Monseñor Romero sigue siendo muy actual. ¡CONVIÉRTANSE! Lo grita a los diputados, a los líderes de los partidos políticos, a los miembros del gobierno: ¡CONVIÉRTANSE! En realidad la gran mayoría tiene techo de vidrio y sería mejor no tirar piedras hacia los demás.  Todos/as tienen la cola pateada (por la corrupción, por irresponsabilidades, por enriquecimiento (lícito o ilícito) gracias a los puestos políticos.  Todos/as sufren de diversas formas de autoritarismo y prepotencia. Todos/as sueñan con estar en la cúpula del poder. Lastimosamente, todos/as consideran que el fin justifica cualquier medio. ¡CONVIÉRTANSE! Sigue gritando Monseñor Romero.

Y Monseñor grita “en nombre del dolor”. Clama en nombre de las víctimas de la represión y guerra, para que abran los archivos militares y de la policía nacional, de la guardia y de la policía de hacienda.  De nada sirve contar con un ejército que sigue cubriendo los crímenes más crueles contra el pueblo. La verdad nos hará libre.  Clama en nombre de aquellos que perdieron sus fuentes de trabajo por despidos injustificados o caprichos de los propietarios de las empresas,  en nombre de las víctimas de la violencia contra mujeres, contra niños/as, en nombre de las víctimas de la violencia social o gubernamental, … y nos grita a todos y todas: ¡CONVIÉRTANSE”. 

Aunque tarde pero por fin se están levantando muchas organizaciones sociales para manifestarse en contra del genocidio de Israel contra el pueblo palestino.   Los gobiernos europeos se esconden detrás de “Israel tiene el derecho  de defenderse”, mantienen sus relaciones políticas y económicas con el gobierno de Israel. El domingo 15 de junio 2025, más de 100,000 personas llenaron las calles de Bruselas, exigiendo que el gobierno belga actúe en defensa del pueblo palestino.  Miembros del gobierno belga se lavan las manos diciendo que solo Bélgica no puede hacer nada para detener la violencia en el cercano Oriente.   Los asesinatos en masa más bárbaros que se están produciendo hoy en Sudán son más que atroces, es inconcebible que las personas quieran infligirse esa terrible violencia unas a otras. Pero en el caso de Sudán, las protestas son claramente menores y los políticos (y las fuerzas económicas que hay detrás) no tienen intereses estratégicos en ese país. La voz de las Iglesias sigue siendo muy débil en todo esto y desde allí se oyen pocos llamamientos proféticos a quienes tienen el poder de levantarse contra esta injusticia y de decidir y actuar con firmeza y eficacia en esta cuestión.

Cita 7 del capítulo V (Pecado y conversión  ) en el libro “El Evangelio de Mons. Romero”

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