la Iglesia no está en la tierra para privilegios.

Yo quisiera que subrayáramos mucho esta gran enseñanza, porque la Iglesia no está en la tierra para privilegios, para apoyarse en el poder o en la riqueza, para congraciarse con los grandes del mundo. La Iglesia no está ni siquiera para erigir grandes templos materiales o monumentos.  La Iglesia no está en la tierra para enseñar sabiduría de la tierra.  La Iglesia es el reino de Dios que nos está dando precisamente esto: filiación divina.” (30 de julio de 1978)

Llama la atención que Monseñor Romero dé tanta importancia a decir lo que la Iglesia jamás debe hacer: «buscar privilegios, apoyarse en el poder y la riqueza, congraciarse con los grandes del mundo, erigir grandes templos materiales o monumentos».  Parece que Monseñor Romero ha revisado su memoria sobre la historia de la Iglesia a lo largo de estos 2000 años.  Claro que hubo grandes excepciones individuales y algunas comunitarias, pero, a partir del siglo IV, las fuerzas principales de la Iglesia y de las iglesias estuvieron exactamente donde Monseñor dice que no deben estar.  Y se podrá añadir que la Iglesia, al recibir privilegios, apoyarse en el poder y la riqueza ,y congraciarse con los grandes del mundo, no solo pudo construir grandes templos y catedrales, sino que también estaba obligada a devolver lo recibido bendiciendo la explotación, el asesinato y el despojo de los pueblos originarios de América (Latina y del norte), África y gran parte de Asia.

Cuando Monseñor Romero, especialmente después del asesinato del Padre Rutilio y sus dos compañeros, levantó más su voz de profeta, los grandes y ricos del país dejaron de financiar la construcción de la catedral.  Monseñor se interesó y se motivó por ser la Iglesia según la voluntad de Jesús, y no le preocupaba el gran edificio de hormigón con los hierros aún visibles por todo lado.   Otras «obras» de la arquidiócesis fueron destruidas con bombas por los grandes y poderosos del país: la radio YSAX, la imprenta, las casas parroquiales y, por supuesto, la cantidad de asesinatos de catequistas, animadores y animadoras de comunidades, religiosas, sacerdotes y dos obispos.  En estos años vemos en Nicaragua como el poder dominante está tratando de destruir la Iglesia.

Parece que siempre será una verdadera tentación que la Iglesia, a todos los niveles, se alinee con los poderosos y ricos para conseguir algún beneficio. Si lo hace, caerá siempre en la traición.  Así vemos como en Nicaragua unas pocas iglesias evangélicas sí tienen la bendición del gobierno de Nicaragua.  Están bien alineadas con la ideología del poder.

La Iglesia tampoco está para «enseñar sabiduría de la tierra».  Entendemos que Monseñor se refiere a que la Iglesia no debe ser especialista en ciencias políticas, económicas, sociales o naturales.   Otra cosa es que haya cristianos y cristianas que desarrollen todas sus capacidades profesionales y prácticas en esas áreas.  El papel de la Iglesia siempre será dar inspiración y motivación a partir del Evangelio y del seguimiento de Jesús. Esta es una de las mayores aportaciones del papa Francisco.  Daba esperanza. Nos recordaba la importancia de no olvidar a los pobres y de dar testimonio de esperanza en un mundo tan convulso.

Por último, reflexionemos sobre la frase «La Iglesia es el reino de Dios que nos da precisamente esto: filiación divina».  Monseñor nos dice que el Reino de Dios nos otorga la «filiación divina», la gracia de reconocernos como hijos e hijas de Dios, realmente imagen y semejanza de Dios.  Y esto es la misión de la Iglesia, su razón de ser: anunciar que todas las personas tenemos el pleno derecho a vivir como hijos e hijas de Dios, es decir, como hermanos y hermanas.  El Reino de Dios se hará presente en cada paso hacia nuevos y mayores niveles de humanidad.

Recordemos que, en algún momento de la historia, la Iglesia se identificó con el Reino de Dios, de tal manera que la jerarquía eclesiástica se hizo administradora y dueña del Reino. Fuera de la Iglesia no podía haber «salvación», «Reino de Dios».  La Iglesia debe reconocer humildemente sus graves errores y omisiones frente a las exigencias del Reino de Dios.  Su misión será ser signo y instrumento del Reino.  Aún estamos muy lejos de las iglesias que son un adelanto visible y palpable del Reino.  Ser instrumento del Reino nos exige mucho más compromiso para lograr la verdadera transformación de las conciencias y de las estructuras de las sociedades. ¿En qué medida o en qué aspecto las CEBs somos signo visible e instrumento eficaz del Reino de Dios?

Cita 6 del capítulo III (Iglesia ) en el libro “El Evangelio de Mons. Romero”

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