La misión de la Iglesia.

En el segundo pensamiento de su homilía Monseñor Romero ha profundizado sobre las  tres disposiciones que necesitamos para poder recibir la gracia, la justificación: la fe, la conversión y la misericordia. Enseguida dice:

“Por eso, hermanos, ya el último pensamiento. ¿Cuál es la misión de la Iglesia? ¿Cuál es la misión de los profetas?  Allí la tenemos en Oseas; y la tenemos en Cristo mismo, en medio de los pecadores; y la tenemos en San Pablo anunciándonos el ejemplo de Abraham.  La misión de la Iglesia es proclamar las maravillas de la misericordia de Dios.  Esta es su primera misión; pero junto a eso va otra: llamar a los hombres a la fe, a la conversión y a la misericordia.  Y en tercer lugar, denunciar el pecado que vaya contra esa relación con Dios, contra esa fe, contra esa verdad, contra esa misericordia, contra todo aquello que nos aparta de disponernos para que Dios venga.”

“Sentir con la Iglesia” era su lema episcopal.  De ahí que durante los tres años de su servicio como arzobispo en sus homilías ha tratado de explicar  de muchas maneras  la misión de la Iglesia, el quehacer de la Iglesia y por qué lo hace. Aparece en sus cartas pastorales.  El 16 de octubre de 1977 dijo: “Yo la (iglesia arquidiocesana) he llamado la Iglesia soñada, ¿Y por qué iglesia soñada?, Porque he venido a encontrar aquí en esta arquidiócesis, una Iglesia que ha puesto su fuerza en el poder de Dios, en el deseo de ser auténtica Iglesia en el valor de desprenderse de aquellos cosas que antes tal vez la hacían poderosa, pero que no eran la fuerza de Dios.”   Armando Márquez Ochoa[1] escogió ese título de “Iglesia Soñada” para el libro con la catequesis de Mons. Romero sobre la Iglesia, presentando el pensamiento sistematizado de Mons. Romero en torno al eje de la eclesiología.

En la reflexión de esta semana retomamos tres aspectos proféticos de la misión de la Iglesia con que soñaba Monseñor Romero.

  1. Proclamar las maravillas de la misericordia de Dios.

En el Antiguo Testamento encontramos varias imágenes diferentes y contradictorias de Dios.  Además de la imagen amorosa Dios, no falta el Señor de los ejércitos, el Señor justiciero y vengativo.  La imagen que la iglesia ha retomado con frecuencia es la del Dios todopoderoso, omnipotente.  Lo que hoy parece más bien chocante al escucharlo todavía en oraciones litúrgicas oficiales.  Mons.  Romero nos dice hoy que es misión de la Iglesia PROCLAMAR LAS MARAVILLAS DE LA MISERICORDIA DE DIOS.  Ese Dios misericordioso nos ha creado a su imagen y semejanza.  Es decir ahí donde nosotros nos portamos como misericordiosos, ahí Dios se hace presente.  Aun en medio de graves dificultades podemos confiar en Él: Dios no nos condena, no nos rechaza, nos recibe y nos trata con misericordia.  Jesús ha sido la imagen real de la misericordia de Dios. Nos hizo conocer al Dios misericordioso.   La Iglesia tiene la misión de ser testigo de esa misericordia; sus obras deben ser experiencias de misericordia ante todas las personas a las que las cosas han ido mal en la vida. A la vez debe apoyar y fortalecer todo testimonio de misericordia realizada por las personas independientemente si son miembros de la iglesia o no.   Por supuesto la misericordia no es propiedad privada de la Iglesia.  Aunque la estructura del mundo y los diferentes sistemas en que nos toca vivir son más bien lo contrario de la misericordia,  a las Iglesias nos toca dar testimonio de esa maravilla: Dios es misericordia.  En mis visitas a un asilo de ancianos, una señora me dijo que ya no puede creer en Dios que, siendo todopoderoso, permite tanta desgracia en su vida. No, ¡eso no puede ser!  Después de escucharla y luego de compartir como yo he tenido que soltar esa imagen de un Dios todopoderoso para descubrir al Dios cercano, fiel, misericordioso, sus ojos empezaron a brillar.  ¿Por qué nadie me ha hablado así?, me preguntó.

  1. Llamar a los hombres a la fe, a la conversión y a la misericordia

La Iglesia tiene como misión invitar y convocar a la gente a la fe.   Es de recordar que Abrahán es llamado el padre de la fe (del cristianismo, del judaísmo, del islam).  Llamar a la fe significa que siempre tendremos que ver y escuchar a Abrahán.  Sin comprenderlo, sintió que la situación de injusticia que sufría la gente en su alrededor (en Ur de Caldea) no podría ser el camino, ni el futuro de la humanidad. Se arriesgó a un futuro diferente tomando la decisión de salir de “Ur de Caldea”, de la injusticia con la esperanza de hacer primeros pasos para generar un pueblo que pudiera vivir en paz, fruto de justicia.  Nuestro Antiguo Testamento lo narra en términos de la toma de conciencia de la esterilidad de la pareja, ya de edad, y la esperanza de lograr tener un hijo nacido de su amor mutuo.  La inconformidad con la situación “sin vida” le abrió el camino para confiar, para creer en el Dios de la vida.  Poco a poco se hizo “Amigo de Dios” – Stgo 2,23.   No es de extrañar que se convirtió así en el modelo básico de fe de esas tres corrientes de fe.  Siguiendo el ejemplo de Abrahán, la Iglesia tiene la misión de despertar y fortalecer esa inconformidad humana contra el entorno de injusticia, desigualdad, explotación, violencia, pobreza,…  Se puede llamar esa misión de convocar a la rebeldía primaria.  En segundo lugar, una vez en camino, aprendiendo de Abrahán, Moisés, los profetas, y sobre todo de la vida de Jesús, la Iglesia invita a arriesgarse a “seguir” esos caminos de fe.

Por supuesto esa llamada a la rebeldía originaria lleva consigo la llamada a la conversión:  Al darnos cuenta de esa realidad de muerte (en todas sus dimensiones), Dios nos invita a salir de ahí, a convertirnos, a no ser cómplices.   Monseñor[2] nos dice: “Dios es vida, Dios es evolución, Dios es novedad, Dios va caminando con la historia del pueblo y el pueblo creyente en Dios no debe de aferrarse a tradiciones, a costumbres, sobre todo cuando esas costumbres y esas tradiciones empañan el verdadero Evangelio de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Tiene que estar siempre atento a la voz del Espíritu.”   Quiénes se arriesgan a un futuro nuevo deben convertirse permanentemente hacia esa novedad de Dios.

Además de la fe y la conversión, la Iglesia debe llamar a los hombres y las mujeres a vivir la misericordia, así como Dios mismo es Misericordioso con nosotros/as.   Creer en ese Dios, así como apareció en la misericordia vivida por Jesús, solo es auténtico en la medida que seamos testigos misericordiosos. Nuestros hechos nos mostrarán nuestra fe.

  1. Denunciar el pecado que vaya contra esa relación con Dios, contra esa fe, contra esa verdad, contra esa misericordia, contra todo aquello que nos aparta de disponernos para que Dios venga

El tercer aspecto de la misión de la iglesia que Monseñor Romero aclara es la denuncia del pecado.   En este caso refiere al pecado que contradice, que destruye, que impide la fe, la verdad, la misericordia de Dios y de los hombres y mujeres.  Lo resume diciendo que Iglesia debe denunciar todo lo que impide que se manifieste y crezca el Reino de Dios entre nosotros.  Será una tarea permanente.  En cada situación histórica la Iglesia debe discernir, bajo la luz del Espíritu Santo y en conciencia, que apunta hacia el horizonte del Reino y que obstaculiza el Reino de Dios.  El mismo Monseñor Romero ha experimentado que esa denuncia no es tarea fácil.  En su tiempo la Iglesia en El Salvador estaba muy dividida.  Solamente Mons. Romero y Mons.. Rivera caminaban en la misma dirección. Otros obispos los han condenado hasta públicamente.  Lo mismo pasó en el clero.   Situaciones semejantes vivimos hoy tanto en El Salvador como en Nicaragua.  Es una tarea profética muy difícil.

No tengamos miedo para cumplir la misión de la Iglesia.

Los dos domingos siguientes, Mons. Romero estuvo en Roma con Mons. Rivera para su visita ad limina.  Por lo tanto, no tenemos homilía para el 11º ni para el 12º domingo del año - Ciclo A.

Reflexión para domingo 11 de junio de 2023.    Para la reflexión de este día hemos tomado una cita de la homilía  durante la eucaristía del 10 domingo ordinario, ciclo A , del  11 de junio de 1978.  Homilías, Monseñor Oscar A Romero, Tomo III,  Ciclo A, UCA editores, San Salvador, p. 51

[1] Armando Márquez Ochoa, Iglesia soñada, La catequesis de Mons. Romero sobre la Iglesia,  Colección “Catequesis de Monseñor Romero”, tomo 5, Fundación Hno Mercedez Ruiz,  San Salvador, marzo 2010.

[2] Homilías, Monseñor Oscar A Romero, Tomo III,  Ciclo A, UCA editores, San Salvador, p. 51

Volver arriba