Profetismo espiritual y ética desde el Papa Francisco

En la línea de los anteriores Papas, Francisco continúa desarrollando todo un testimonio profético, moral y coherente con el Evangelio de Jesús. El Papa Francisco nos muestra el corazón y la esencia de la fe, con credibilidad y un profetismo audaz; frente a ideologizaciones e integrismos diversos que lo rechazan. Ya que no aceptan la esencia y radicalidad (raíz profunda) del Evangelio e Iglesia de Jesús. Tal como está mostrando el Papa Francisco con sus últimos mensajes y acciones, que a continuación vamos a exponer.


Por ejemplo, en su audiencia de los miércoles (10-02-2016), el Papa Francisco explicó que “el mensaje del jubileo bíblico nos invita a construir una tierra y una sociedad basada en la solidaridad, en el compartir y en el reparto justo de los recursos”. Como buen profeta, el Papa nos anunció que el Jubileo nos trae la salvación liberadora de Dios, con su misericordia compasiva y justicia con los pobres de la tierra. Y al mismo tiempo, como analizan los estudios sociales, denunció la creciente desigualdad e injusticia en la distribución de los bienes. Unas pocas personas enriquecidas a costa del sufrimiento de buena parte de la humanidad, empobrecida y excluida del planeta.

En este sentido, como nos enseña la tradición de la Biblia y de la Iglesia, el Papa Francisco hizo una denuncia clara y concreta del mal. Tal como es “el grave pecado de la usura”, la especulación bancaria-financiera con sus préstamos e intereses abusivos, usureros que empobrecen y oprimen a las personas, a las familias y a los pobres. Frente a esta usura e injusticia actual, el Papa Francisco nos alentó a promover otra economía y finanza-banca más ética, con más equidad y justicia en el acceso a los bienes; que el dinero y los recursos se distribuyan de forma más justa con las familias, pueblos y pobres.

Como se observa, el Papa Francisco nos muestra una espiritualidad y ética fiel al Dios que se nos revela en el Señor Jesús. Y que puede ser compartida con los otros, de diversas creencias y culturas. Así lo ha testimoniado en la histórica declaración conjunta-encuentro con la iglesia ortodoxa y Kirill de Moscú, que nos enseñan la solidaridad y justicia con “las personas que se encuentran en una situación desesperada; que viven en la pobreza extrema en el momento en que la riqueza de la humanidad está creciendo. No podemos permanecer indiferentes al destino de millones de migrantes y refugiados que tocan a las puertas de los países ricos. El consumo incontrolado, típico para algunos estados más desarrollados, agota rápidamente los recursos de nuestro planeta. La creciente desigualdad en la distribución de bienes terrenales, aumenta el sentido de la injusticia del sistema de las relaciones internacionales que se está implantando”

Francisco y Kirill, con un ecumenismo y dialogo inter-religioso profético, testimonian al Dios de la vida y dignidad de las personas, de la creación y ecología integral, frente a toda agresión a la vida y violencia. Como es la injusticia social-global y medioambiental, el terrorismo y la violencia- por ejemplo, la que padecen tantos cristianos en países fundamentalistas-, el aborto, la eutanasia y la manipulación biomédica (como es la destrucción de embriones). Un profetismo y ética de promoción del matrimonio, en el amor fiel de un hombre con una mujer abierto a la vida, a la familia e hijos. Un mensaje y testimonio del Espíritu de Dios, Señor y Dador de Vida, de comunión, solidaridad y paz entre todas las iglesias, religiones y pueblos de la tierra.

El Papa Francisco ha seguido promoviendo la fe profética en su reciente viaje México donde, ante el presidente del país, denunció "la corrupción, el narcotráfico, el secuestro y la muerte, la cultura del descarte… La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia; e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo", clamó el Papa. Francisco destacó los "grandes testimonios de ciudadanos que han comprendido que era necesario el acuerdo de las instituciones políticas, sociales y de mercado, y de todos los hombres y mujeres que se comprometen en la búsqueda del bien común y la promoción de la dignidad de la persona". El Papa nos inter-peló en Mexico a que “seamos dignos actores de nuestro propio destino", reivindicó los derechos humanos y sociales como la "vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz". Y nos anunció la imprescindible inter-culturalidad, la paz y el futuro digno de la juventud.

Así, en Chiapas con las comunidades indígenas, ante la tumba de ese otro Obispo Profético que fue Mons. Samuel Ruíz, el Papa Francisco clama y denuncia: "vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad". Y dice que "basta ya", que sus clamores han llegado a los oídos de Dios. Para asegurar que los pueblos originarios no sólo no son inferiores, sino que los necesitamos, para restablecer la armonía con "nuestra tierra oprimida y devastada, que gime y sufre". Como se observa por todo lo que hemos visto hasta aquí, en la línea de su Encíclica “Laudato Si”, el Papa Francisco como verdadero profeta recoge los clamores y anhelos de lo más profundo del corazón humano, de los pueblos y pobres. Una ecología espiritual, social e integral que nos trae el Dios Encarnado en Cristo, el Dios de la vida, de la justicia con los pobres y con la creación.
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