Santa Teresa y el humanismo espiritual, santidad profética para Europa

En este tiempo, estamos conmemorando la vida y obra de la santa de Ávila, Doctora de la Iglesia, su testimonio de fe, santidad y amor. Su persona y legado se comprende bien al situarlo en su contexto social, eclesial e histórico, que no es otro que el conocido como siglo oro español. Una época de una profunda renovación espiritual y eclesial, social y cultural. Con maestros espirituales y santos como San Juan de la Cruz- su compañero y hermano de la reforma del Carmelo- , San Ignacio de Loyola, San Juan de Ávila, la escuela de Salamanca con Vitoria y Soto, Bartolomé de Las Casas, etc.

Todos estos santos y maestros de la fe nos han legado un humanismo espiritual que inspiró y suscitó lo más valioso de la Europa y Edad Moderna. Tales como la centralidad, dignidad y sociabilidad de la persona, cimentada en su naturaleza trascendente o espiritual, moral y social. Una ética y espiritualidad entrañada en el amor de Dios que es inseparable del amor a los seres humanos, de la misericordia y amor compasivo ante el sufrimiento de las personas, de los pobres y excluídos. Así se manifiesta en el humanismo místico teresiano, que desde la experiencia profunda de unión con el Dios encarnado en la humanidad de Jesús, expresa toda esta espiritualidad y fe integral. Con una síntesis e inter-relación constitutiva entre lo divino y lo humano, lo trascendente y lo histórico, experiencia de unión con Dios y misión evangelizadora, oración y amor solidario al pobre, profecía y comunión eclesial, fe y razón, mística espiritual y teología.

Como hemos indicado, junto a toda esta generación de testigos y maestros de la fe, Santa Teresa promovió toda una civilización renovadora en el mundo eclesial, cultural, social e histórico. Con una espiritualidad mística de la encarnación, del Evangelio en la realidad y humanidad, desde la pobreza evangélica y amor liberador con el pobre; frente al pecado y al mal, a los ídolos del poder y de la riqueza. Todo un legado e inspiración profética para nuestra Europa, que dice tener sus raíces en este humanismo ético y espiritual de la fe. Pero que se encuentra dominada por los poderes culturales e ideológicos, políticos y económicos, sobre todo por el neo-liberalismo economicista con su individualismo posesivo, por el capitalismo con el mercado, la competitividad y el beneficio-especulación financiera convertidos en falsos dioses.

Estos poderes, como el liberalismo individualista-relativista y su sistema del capitalismo, son radicalmente contrarios a este humanismo espiritual, ya que rinden culto a la vida burguesa, al materialismo consumista y hedonista, al lujo y al derroche, a la ganancia. Todo ello genera las lacras de nuestro mundo, la desigualdad e injusticia social-global del hambre y de la miseria, de las guerras y de la violencia, de los fundamentalismos e integrismo, la falta de sentido y el caos, el individualismo y relativismo nihilista. Lo cual, a su vez, genera esas vergüenzas y dramas como los de las migraciones con sus incontables víctimas y muertes, cuyo reciente símbolo estremecedor ha sido el niño sirio Aylan.

De esta forma, con esta corriente y testimonio de fe, de santidad y humanismo espiritual, Teresa de Jesús nos presenta toda una alternativa e inspiración profética para otra Europa y mundo posible, más justo, con más equidad y solidaridad fraterna, tal como sueña Dios. Un modelo de persona y de civilización cimentada en el amor, en los valores espirituales y éticos que sirve a los demás, que se compromete con los otros, que es protagonista de la realidad y mundo para su transformación renovadora. Y que lucha contra los ídolos de la riqueza y del capital, del poder y de la violencia que oprimen y esclavizan al ser humano, que no permiten la espiritualidad y la mística, la comunión con los otros y con el Otro, con el Dios Revelado en Jesucristo que nos da la vida realizada, plena y eterna.
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