Alabanza del órgano

Laudes Organi, Kodály

¡Feliz jueves! Desde toda la vida he sentido predilección por el órgano, su música y su sonoridad. No solo es un instrumento estéticamente bello sino que su música tiene una variedad de colores como ningún otro instrumento solista es capaz de alcanzar, excepto la orquesta. La composición de hoy es una alabanza a ese instrumento, y lo tiene por protagonista, aunque no solo a él.

Zoltán Kodály

La escribió Zoltán Kodály (1882-1967), compositor húngaro nacido en Kecskemét. Es cierto que es un reputado compositor pero también un reconocido etnomusicólogo y educador de la música. Su padre era el encargado de la estación de trenes local y tocaba el violín en sus ratos libres por lo que la música rodeaba a Kodály desde su juventud. Su educación fue principalmente alemana, cuya literatura estudió en la universidad de Budapest, a la vez que aprendía música. Hizo su tesis doctoral en música folklórica húngara y para ello tuvo que recoger abundantes ejemplos por todo el país. Así consiguió una fuerte amistad con Béla Bartók, llegando ambos a publicar obras juntos. A la vez empezaba a estrenar obras y lo hizo con gran éxito y, tanto con Bartók como con Dohnányi constituyeron la vanguardia de la composición húngara. También compuso obras educativas que colectivamente se conocen como método Kodály, que fue ampliamente utilizado. En sus últimos años se dedicó a dar conciertos como director (de su propia música) pero nunca dejó su trabajo de sistematización de la música húngara. En 1964 fue nombrado presidente honorario de la Sociedad Internacional de Educadores Musicales.

Disfrutemos de su obra titulada Laudes organi. Fue su última obra completada y era un encargo de la sección de Atlanta de la Liga Americana de Organistas. El compositor le puso el subtítulo de Fantasía sobre una secuencia del siglo XII. Esa secuencia a la que se refiere Kodály es una que puede hallarse en un manuscrito de ese siglo del monasterio de Engelberg en Suiza. Evidentemente, el órgano tiene un papel preponderante y tiene a su cargo un preludio y varios interludios entre el poderoso canto del coro. Así, casi parece que Liszt se hiciese presente cuando escuchamos la composición, con sus cromatismo lleno de color. A ello se le une la tradición coral renacentista, que Kodály consigue mezclar de una forma especial. La composición termina de forma triunfante, casi poniendo un perfecto broche a la carrera musical de este gran maestro.

La interpretación es de Mattias Wager (órgano) y del S:t Jacobs Kammarkör dirigido por Gary Graden.

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