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O vos omnes, Victoria

¡Feliz viernes! Para este día de los comienzos de la santa Cuaresma te traigo una música impresionante, por ponerle un adjetivo que en realidad se queda corto. El gran maestro español que la ha compuesto, uno de los habituales por aquí, nos tiene acostumbrados a tal grado de calidad y pone el listón tan alto que todo lo suyo nos parece maravilloso. Vamos a encontrarnos con él una vez más.

Tomás Luis de Victoria

Evidentemente, es Tomás Luis de Victoria (1548-1611), compositor español nacido en Ávila y fallecido en Madrid. Hay quien sugiere que el maestro nació en la localidad de Sanchidrián (Ávila) pero parece ser que se ha descubierto que no es así, aunque sí se sabe que su familia estuvo vinculada con este municipio. En algunas actas aparece la alusión a Thomae Ludovici de Victoria, Abulensis, algo que podría empezar a indicar que el maestro nació en la capital (aunque podría ser la provincia). Sin embargo, el propio compositor es quien nos va a dar la solución al misterio. En efecto, escribiendo al papa Gregorio XIII, el maestro expresó en un breve ex Civitate Abulen, lo que parece que definitivamente se refiere al nacimiento en esta ciudad. La cuestión tiene algún retorcimiento porque el abuelo del compositor alude en su testamento al nacimiento de Tomás Luis de Victoria en Ávila, efectivamente, pero también a la localidad de Sanchidrián, con lo que la familia estuvo vinculada con ambos lugares, de ahí la confusión. Por encima de cuestiones históricas (que también son de la más alta importancia), lo importante es la maravillosa música que nos queda de este abulense universal, como el ejemplo de la de hoy.

Se trata del responsorio O vos omnes. En la edición de 1572 esta obra lleva la inscripción Feria sexta in Parasceve, es decir, que es un responsorio para el Sábado Santo pero que solía interpretarse en la víspera del mismo, es decir, el viernes. Sin embargo, nosotros escucharemos la versión de 1585, para cuatro voces. La obra muestra un perfecto equilibrio entre la austeridad y la angustia propia de la Semana Santa. El maestro divide a las cuatro voces en dos mitades: soprano y alto por un lado, y tenor y bajo pro otro. Cada par evoluciona casi de forma paralela, en homofonía, con poco lugar a las florituras y con una tesitura muy controlada y limitada, para que todo sea pena y dolor por los misterios que se meditan en estos días. Una verdadera joya.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de The Tallis Scholars dirigido por Peter Philips.

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