Bach-Briskier, fuga BWV 578

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¡Feliz domingo de Pentecostés! Para este día del Espíritu Santo no podía faltar Bach, entre otras cosas porque cada domingo, día de festividades litúrgicas, lo tenemos por aquí. Seguimos con las transcripciones de sus obras para instrumentos no originales.

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Todavía nos queda camino que recorrer por la biografía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. Lo habíamos dejado el domingo pasado en Berlín haciendo las delicias del rey Federico II. Puso a su disposición más de veinte de los mejores músicos de entre los que tenía disponibles. Entre ellos estaban los hermanos Carl Heinrich y Johann Gottlieb Graun, los hermanos Franz y Johann Georg Benda y Johann Joachim Quantz, a quienes Bach conocía muy bien. De hecho, Johann Gottlieb Graun había sido el maestro de violín del hijo de Bach. Los Benda eran miembros de la orquesta de Dresde antes de aceptar el nuevo puesto. Así pudieron escuchar a Bach tocar los fortepianos que Silbermann había construido gracias a los consejos del maestro. También comprobaron cómo Bach dirigió la famosa fuga sobre el tema real que le había proporcionado el rey.

Una de sus obras más reconocibles es su Fuga en sol menor, BWV 578 que lleva el subtítulo de Pequeña. La encontramos en una gran cantidad de copias contemporáneas de Bach. Unos cien años tras su muerte fue publicada en no menos de cuatro veces casi de forma simultánea. Schübler, un discípulo de nuestro maestro, pensó que el tema era tan bueno que hizo una propia fuga con él como sujeto, con lo que su popularidad creció aún más. La música está llena de entusiasmo y el optimismo puebla la obra desde principio a fin. Vamos a escucharla en la versión para piano de Arthur Briskier (1902-1976), pianista y director americano.

La interpretación es de Angelika Nebel al piano.

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