Bach, Pasión según San Juan, BWV 245



¡Feliz domingo! ¡Aprovecha lo que queda de fin de semana! Hoy podemos disfrutar de otras de las obras fundamentales del maestro del maestro de Eisenach. Como la magna pasión del domingo pasado (según san Mateo) la de hoy nos va a deleitar por su profundidad y por una música en ella que tiene una calidad fuera de lo normal. Fue el primer experimento de Bach en el género... y no le quedó nada mal. Espero que la disfrutes

Primero, vamos a conocer algunos datos más de la vida de Johann Sebastian Bach (1685-1750), maestro alemán nacido en Eisenach. Con solo diez años el joven Sebastian quedó huérfano. Quedó así al cargo de Johann Christoph, uno de sus hermanos. Este también era músico y había estudiado órgano nada menos que con Johann Pachelbel. Parece que el joven Bach deseaba por todos los medios estudiar una partitura que Pachelbel le había legado a su hermano y este mantenía bajo llave. Por la noche, en secreto, acudía al manuscrito y se dedicaba a copiarlo a la luz de la luna. Durante seis meses fue realizando esta actividad hasta que su hermano se dio cuenta y se la quitó, tanto el original como la copia. A pesar de todo, Johann Christoph no dejó de proporcionar a su hermano material de estudio y formación.

Disfrutaremos ahora de su Johannes-Passion, BWV 245. Fue escrita durante su primer año como director de música de Leipzig y fue estrenada en las vísperas del Viernes Santo de 1724. Fue interpretada por lo menos cuatro veces mientras el maestro vivía y sus número eran eliminados y cambiados de orden una y otra vez. La obra contiene textos de diversas fuentes incluso muchos apañados de alguna forma por el propio Bach. Además de la orquesta habitual cuenta con otros instrumentos más inusuales como el oboe da caccia o las violas d'amore. La obra quizá carece de la abismal profundidad de la según san Mateo pero Bach se las arregla para crear para nosotros una obra que muestra la pasión de Jesús con toda su crudeza, con los solistas, el evangelista y el coro que representa a la multitud. Las arias aparecen como momentos estelares (por ejemplo, solo hay tres en la primera parte) de forma que ahí el cruel drama de la pasión se detiene y se nos lleva a una reflexión más profunda. Como dije el domingo pasado con la BWV 244, mejor me callo y doy paso a la música.

La partitura de la obra puedes conseguirla aquí.

La interpretación es de Midori Suzuki (soprano), Robin Blaze (contratenor), Gerd Türk (tenor), Stephan MacLeod (bajo-barítono) y Chiyuki Urano (bajo) junto con el Bach Collegium Japan dirigidos por Masaaki Suzuki.

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