¡Feliz domingo! Estamos disfrutando con suficiente tranquilidad esta serie de conciertos que Bach transcribió para teclado, siguiendo el gusto que se estaba imponiendo cada vez más en su época. Son obras relativamente conocidas (por supuesto que unas más que otras) pero que son interesantes para apreciar su evolución a la hora de componer.

Seguimos con la biografía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. Cuando llegó a Cöthen en 1717 la capilla de la corte contaba con dieciséis miembros., principalmente instrumentistas. Ello se debe a que en esa ciudad la música religiosa tenía une menor importancia. Por ello, nunca contó con todos los cantantes ni con un coro adecuado. Sin embargo, esos instrumentistas sí gozaban de una gran calidad y de un grado de cercanía tal que formaban un grupo muy compacto. Bach encajó muy bien en ese grupo de amigos y llegó incluso a ser padrino de los hijos de algunos. Cuando algún miembro fallecía era remplazado por otro de la misma valía, o bien de entre el personal de la corte, de entre los de la localidad de Cöthen o de entre los llamados expectanten, personas que servían esperando que les llegase un empleo en la corte.

Escuchemos su Concierto para teclado n.º 12 en sol menor, BWV 983. No se conoce bien cuál fue la fuente usada por Bach. En cualquier caso, el maestro transcribió una obra curiosa. El potente movimiento inicial se ve seguido por un adagio de lo más expresivo. A continuación aparece un movimiento en forma de eco que tiene forma de siciliano o de pastoral. Bach se vio complacido por el contrapunto pero es posible que añadiese los momentos imitativos. Parece que todo se amolda a un concierto de Luigi Mancia que pudo ser transcrito por Walther y resultan evidentes los elementos venecianos de la obra. En el movimiento lento aparecen staccato que implicarían intensos golpes de arco originales.

La partitura de la obra puede descargarse aquí.

La interpretación es de Ryan Layne Whitney al clavicordio.