Bach, coral BWV 688



¡Feliz domingo! Lo típico por estos días es ir despidiendo el año con cosas que pueden ser más significativas. Para mí, en mi vida, no hay nada más significativo que la música de Bach y por eso aquí está, que la casualidad ha querido que caiga el penúltimo día del año, porque sabes que aquí todos los domingos escuchamos la música de Bach. Y, siguiendo el orden establecido, seguimos con los corales (en este caso, en la tercera parte del llamado Clavier-Übung. Disfrutémoslo.



De nuevo está con nosotros Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. El maestro sabía tocar una buena cantidad de instrumentos y, entre los de cuerdas, le gustaban especialmente el violín y la viola. Con respecto a esta última prefería tocarla porque eso le permitía estar en medio de la orquesta y escuchar así mejor la armonía. Su hijo Carl Philipp Emanuel nos dice: «La afinación exacta de sus instrumentos y de toda la orquesta gozaba de toda la atención para él. Nadie podía afinar sus instrumentos de forma que le complaciese. Lo hacía todo por sí mismo. También sabía perfectamente cómo colocar la orquesta. Había un buen uso del espacio y a primera vista captaba las peculiaridades de cada lugar. Apreciaba la nota errónea más sutil incluso en combinaciones grandes. Siendo como era un gran entendido en juzgar la armonía, le gustaba más tocar la viola con el volumen y la suavidad adecuados». No sé si te pasa pero cada vez que conozco alguna cualidad más del maestro más me asombra y más grande de parece. Se mire desde el punto de vista que se mire, Bach es cada vez más inabarcable.

Hoy te traigo el coral «Jesus Christus, unser Heiland», BWV 688. Es de una estructura simple pero está cargada de simbolismo. Cada mano ejecuta una melodía en las que se ve a Dios y a la humanidad, que se aproximan y se separan de la misma forma que cuanto más parece que nos acercamos a Dios más lejos estamos de él. Hay quien interpreta esto como un motivo que se relaciona con la cruz, Ese simbolismo es, en principio, difícil de captar viendo la partitura y lo que parece que el maestro nos quiere ofrecer es una obra que tiene como un movimiento continuo,. con saltos y progresiones. El pedal está presentado en el pedal, que queda en silencio en los últimos compases, llenos de disonancia.

La partitura de la composición puedes conseguirla aquí

La interpretación es de Kay Johannsen al órgano.

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