¡Feliz domingo! Poco a poco vamos terminando esta serie de obras y le vamos a dar un pequeño empujón con estas tres fantasías. Son obras mucho menos conocidas que otras grandes para teclado de Bach pero no por ello menos desdeñables. Puesto que muchas son obras tempranas, podemos apreciar en ella el espíritu creador del alemán y comprobar cómo su creatividad bullía sin descanso.

Antes de la música, algo sobre la vida de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. En Weimar Bach gozó del favor del duque Guillermo Ernesto, quien inclusó le subió el salario y su hermano, Ernesto Augusto, también lo tenía en muy alta estima. Las labores musicales que tenía en la ciudad eran altas, como organista de la corte, músico de cámara y, por supuesto, como compositor, pagado por ambos duques. La mayor parte de su salario provenía de ser organista, puesto que ejercía en el Wilhelmsburg, que poseía un maravilloso órgano aunque nada más sabemos de él; su actividad fue interrumpida durante casi año y medio debido a labores de mantenimiento del instrumento.

Vamos con cada una de las tres obras.

Fantasía en do menor, BWV 918: se basa en un rondó y es una demostración de cómo una forma popular como esta puede tratarse de forma estricta con un contrapunto semejante del de El arte de la fuga.

Fantasía en do menor, BWV 919: también aparece en las ediciones como un preludio. Se abre con un tema en imitación aunque carece de una estructura canónica. En lugar de ello, Bach presenta otro tema posteriormente que se mezcla con el primero de una forma bastante asombrosa.

Fantasía en sol menor, BWV 920: aparece de forma muy fragmentada y casi no parece una obra de Bach ni de su círculo pero se ha mantenido tradicionalmente en el catálogo.

Las partituras de las obras pueden descargarse aquí: BWV 918 - BWV 919 - BWV 920.

La interpretación de la BWV 918 corre a cargo de Lorenzo Ghielmi al clave.

De la BWV 919, Glenn Gould al piano.

Y para la BWV 920, Alexandra Papastefanou al piano.