¡Feliz domingo! Hoy ocurre un hito importante ya que entramos en las cuatro cifras dentro del catálogo BWV de Bach. Es decir, que con la de hoy, habremos disfrutado de las mil primeras obras de esta compilación. Ya sí es cierto que nos quedan menos de las que llevamos escuchadas pero aún nos esperan muchas semanas de disfrute en compañía del maestro.

Primero, como siempre, hagamos los honores a Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. En un artículo de C. Sanford Terry publicado en 1930 se investigó si era posible que quedase vivo algún descendiente de Bach. Allá por 1852 los únicos descendientes directos del maestro eran sus dos bisnietas, Frau Ritter y Augusta Wilhelmine. Esta murió en 1858 sin descendencia ni sin haberse casado. La primera sí se casó pero tampoco llegó a tener hijos. Por tanto, en 1871 se puso punto final a la descendencia de la familia Bach. Una familia que, que se sepa. comenzó con Hans Bach quien no era músico pero cuyo hijo, Veit Bach (y tatarabuelo de nuestro compositor) sí lo fue y se encargó de que las notas corrieran por la mayor parte de lo miembros de esta insigne dinastía.

Hoy vamos a escuchar su Fuga en sol menor para laúd, BWV 1000. Una vez en Leipzig, y quizá animado por su amigo el laudista Christian Weyrauch, transcribió para el instrumento el segundo movimiento (una fuga) de su primera sonata para violín solo; esta es la obra que escuchamos hoy. No se conserva el manuscrito de Bach pero sí una copia contemporánea en tablatura (posiblemente del propio Weyrauch). Es la composición que inaugura todas las que compondría en su periodo de Leipzig y habitualmente se toca en conjunción con el preludio BWV 999 que escuchamos la semana pasada.

La partitura de la pieza puede descargarse aquí.

La interpretación es de Andreas Martin al laúd.