Bach, passacaglia y fuga BWV 582



¡Feliz domingo! Para este Domingo de Pasión te propongo disfrutar de una de las obras más importantes de la historia de la música. Bach tiene varias y alguna para órgano, como la de hoy. Es de una profundidad tal que nos sobrecoge, de una brillantez en cuanto a su composición y concepción que realmente apabulla. La maravilla del catálogo BWV es que si el domingo pasado disfrutábamos de una miniatura hoy lo hacemos de una obra que es tan grande como el Everest.

Y quien era capaz de alcanzar dichas cotas es Johann Sebastian Bach (1685-1750), maestro alemán nacido en Eisenach. John Butt, director e intérprete, nos dice que Bach siempre consigue siempre algo de nosotros, siempre, aunque sea lo que nosotros esperamos. Es capaz de maravillarnos, de que veamos alegría donde él quiere, de hacer que nos emocionemos con una sencillas notas, o que nuestro espíritu se eleve con unos acordes del clave. Pero lo cierto es que siempre saca algo de nosotros. Pocos compositores lo consiguen. Es más casi en él, como algún comentarista ha dicho, hay cierta herejía religiosa por cuanto solía identificar (o así nos lo parece) su música con la religiosidad, algo bastante extraño para la teología luterana y casi cualquiera. Según algunos la propia música de él es como una especie de religión dentro (o al mismo nivel) de la propia religión. En cualquier caso, recuerda que para la Iglesia Luterana el 28 de julio recuerda a Bach, Handel y Schütz.

Hoy nos vamos a maravillar con su Passacaglia y Fuga en do menor, BWV 582. Es una obra que la que Bach se muestra de lo más cosmopolita ya que en ella hallamos elementos de las tradiciones musicales de varios países europeos, como Francia o Italia, así como de la parte norte de Alemania. La obra está elaborada sobre un bajo que es enunciado al principio por el pedal. La fuga también, que es no es una parte independiente sino que aparece a continuación de la passacaglia y que Bach llama «thema fugatum». Parece ser que dicho tema fue extraído de una obra de André Raison (francés). Tras ese canto inicial a solo a aparecen veinte repeticiones de dicho tema que alcanza el clímax justo en la última, cuando da paso a la fuga. En la parte central ese bajo va volando por las distintas voces. La fuga, en realidad, solo requiere de los primeros cuatro compases del bajo y con ellos elabora Bach una música que solo puede calificarse de gloriosa.

La partitura de la composición puedes conseguirla aquí.

La interpretación es de Hans-André Stamm al órgano Trost de la Stadtkirche de la localidad alemana de Waltershausen.

Volver arriba