Bach, sonata BWV 965

Bach, sonata BWV 965

¡Feliz domingo! Último domingo de este año que, por fin, se nos va. Y último domingo en el que estaremos en compañía de Bach; de este año, claro. Porque, afortunadamente, nos quedan aún muchas obras suyas que disfrutar y en las que profundizar. Hoy necesitaremos de más tiempo para escuchar esta maravilla que es como un homenaje del maestro a otro maestro.

J. S. Bach

Recorramos un paso más en la biografía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. Bach fue tentando desde Halle para ser concertmaster pero finalmente rechazó en puesto, algo que no gustó en la localidad. Sin embargo, en 1713 fue invitado allí presumiblemente para examinar un nuevo órgano y se le dio acomodación en el hotel más lujoso de la ciudad: la Posada del Anillo de Oro, donde bebió y comió muy bien. Se le invitó a presentarse a un puesto vacante, cosa que hizo, pero se fue inmediatamente. Antes, parece ser que antes buen tabaco y buen brandy, compuso una cantata por la que recibió doce táleros. Todo era extraordinario y parece ser que las autoridades de Halle estaban orgullosas de que Bach estuviese durante un tiempo entre ellos, a pesar de que no pudieron retenerlo.

Escuchemos la Sonata en la menor, BWV 965 compuesta según otra de Reincken tomada de su Hortus musicus de 1687. No se sabe muy bien por qué Bach transcribió las piezas. Lo que tenemos en realidad es una suite (en la que Reincken llamó sonata solo al primer movimiento). El adagio inicial está lleno de elementos italianos. En las danzas que siguen también apreciamos un sobreesfuerzo por parte del compositor para añadir calidad a la obra original de Renicken. Es en la fuga en la que Bach se muestra especialmente ambicioso, de forma que la obra parece completamente nueva tras salir de sus manos. La gigue final es especialmente característica suya ya que está dividida en dos mitades de igual lonngitud y en la segunda se usa la inversión del sujeto de la primera.

La partitura de la pieza puedes descargarse aquí.

La interpretación es de Benjamin Alard al clave.

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