¡Feliz domingo! El recorrido por las sonatas y partitas para violín solo de Bach es apasionante. Es verdad que hay a quien le puede resultar algo dura su escucha porque es para un instrumento solo pero merece mucho la pena que sean saboreadas con reposo y escuchadas con atención para ver que son verdaderas gemas.

De nuevo recorramos la biografía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. La nueva posición en Leipzig permitió que sus hijos recibiesen educación en la prestigiosa Escuela de Santo Tomás, algo nada desdeñable. Las finanzas del cantor no mejoraron demasiado pero cobraba aparte por diversas cuestiones, lo cual tampoco estaba nada mal. Por ejemplo, gracias al conocimiento que tenía de ello, recibió un pago por el mantenimiento anual de los claves de la iglesia. Estimó que su salario anual, juntándolo todo, sería de unos setecientos táleros, lo cual era la suma de sus ingresos y los de su esposa de cuando estaban en Cöthen. Ana Magdalena ya no cobraría ningún salario pero las oportunidades también se le ampliarían al residir en una ciudad como Leipzig. Cuando firmó el contrato pretendía cobrar entre mil y mil doscientos táleros, cosa que vio con el paso del tiempo que no sería posible.

Hoy vamos con la Sonata para violín solo en do mayor, BWV 1005. Es una obra que requiere de una técnica y una madurez del intérprete fuera de lo normal, más que las anteriores. Cualquier fallo hace que todo se vaya al traste dado el equilibrio que posee la sonata. El violinista tiene que tocar música que a un clavecinista, con las dos manos, le produciría dolor de cabeza. El Adagio inicial está muy embellecido y tiene un carácter improvisatorio. La Fuga tiene un carácter de concierto y es una de las más largas de Bach; su sujeto deriva de un coral luterano. El Largo que viene luego es espléndido y el Allegro assai final tiene ese característico final de las sonatas para violín de Bach. De nuevo estamos ante un monumento musical.

La partitura de la pieza puede descargarse aquí.

La versión es la de Shunske Sato al vioín.