¡Feliz domingo! Como es costumbre por aquí desde hace ya varios años, vamos a cerrar el fin de semana disfrutando de la siempre intensa música de Bach. En estos días estamos escuchando obras para violín que no son tan conocidas, incluso alguna espurias.

Sigamos recorriendo la biografía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. 1727 fue un año importante en su quehacer musical en Leipzig. Fue el año en el que presentó, el Viernes Santo, la Pasión según San Mateo. Era conocida como groß Passion, especialmente en su ambiente familiar, y todos sabían que la pieza no solo era grande porque oscurecía a todas las piezas del maestro sino porque sus dimensiones eran colosales en todos los sentidos. Sin embargo, la obra no vino sola sino que aparecía alzada sobre obras anteriores que se venían interpretando en Leipzig, no solo del propio Bach sino de otros maestros. Baste recordad que la Pasión según San Juan era anterior.

No vamos a escuchar hoy ninguna pasión sino su Sonata para violín y continuo en mi menor, BWV 1023. En este caso, al violín no se le enfrenta el clave sino el bajo continuo. La obra está dividida en tres movimientos. El primero se divide en dos, Preludio y Adagio ma non tanto, ambas lentas. El preludio tiene un carácter doliente y el violín ejecuta una melodía en forma de tocata sobre una nota pedal grave. La segunda parte tiene un carácter más de coral con gran ornamentación. Sigue una Allemanda y luego una Gigue, intrincada y estructuralmente sólida. Son dos movimientos muy indicados para mantener la vena lírica inmersa en un intenso fluir rítmico.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de Red Dot Baroque.