¡Feliz domingo! Todavía vamos a estar algunos domingos más en compañía de la música para laúd que compuso Bach. Como podemos comprobar, la mano maestra del alemán también se aprecian en estas suaves piezas concebidas para un instrumento que, lejos de quedarse solo en el papel de continuo, también tenía un repertorio para ser interpretado a solo.

Volvamos a la biografía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), maestro alemán nacido en Eisenach. Seguía en Cöthen cuando, en 1721, conoció a la joven soprano Anna Magdalena Wilcke con quien empezó a mantener encuentros de trabajo como solista de la corte. Pero esas relaciones profesionales condujeron a una más personal aunque no sepamos cómo llegaron a conocerse ambos. Terminaron casándose y ella pudo mantener su labor como cantante mientras estaba en Cöthen. Seguramente, a la boda asistieron muchos miembros de ambas familias, al igual que amigos de ambos. El desposorio tuvo lugar el miércoles tras el primer domingo de Adviento. La fecha fue elegida cuidadosamente porque en Adviento no había una gran carga de trabajo para los músicos, que sería la labor que desempeñarían la mayoría de los asistentes.

Escuchemos la Suite para laúd en mi menor, BWV 996. En realidad no se sabe qué instrumento tenía en mente Bach cuando compuso esta obra y bien pudo ser para Lautenwerk, una especie de clave con un sonido similar al del laúd. Esta suite es probable que fuese compuesta en Weimar entre 1707 y 1717 y sigue el modelo de Froberger con el toque especial del maestro. Comienza con un florido Passaggio, una especie de preludio con una segunda mitad en estilo fugado. Le sigue la Allemande con ambiente serio y un posible origen en el teclado. Viene luego la más movida Courante y la subsiguiente Sarabande, también llena de serenidad. Le sigue la danza de la Bourrée y termina con el movimiento perpetuo de la conclusiva Gigue.

La partitura de la suite puede descargarse aquí.

La interpretación es de Jakob Lindberg al laúd.