¡Feliz miércoles! Es obvio que cada vez que traemos a la mente la palabra canción nos viene algo vocal pero, en este caso, no va a ser así porque es meramente instrumental. Muchísimos compositores la han escrito (por ejemplo, las famosas canciones sin palabras) pero la de hoy va a ser algo delicada... y breve.

Nos visita hoy Manuel de Falla (1876-1946), compositor español nacido el Cádiz. Su nombre completo era Manuel María de los Dolores Clemente Ramón del Sagrado Corazón de Jesús Falla y Mattheu. ¡Ahí queda eso! El auge del franquismo le hizo marcharse a Argentina y allí se quedó hasta que murió. Su producción fue pequeña pero sin duda su influencia fue amplia, sobre todo en cuanto a música escénica se refiere, aunque en todo lo que compuso brilló de una forma especial. En la carrera de Falla destacó especialmente la influencia de Felipe Pedrell y la de Isaac Albéniz, siendo este último quien le indicó que lo mejor era que se dedicase a cultivar sus raíces hispánicas en vez de dejarse llevar por las corrientes europeas.

Una de sus obras más delicadas es su Canción. Se trata de una composición para piano que data del año 1900 (fechada el 2 de abril). Está marcada como Andante mesto y el musicólogo Ronald Crichton ha comentado que incluso podría perfectamente confundirse con una Gymnopédie de Satie perdida. Tiene un carácter melancólico especialmente nostálgico que recuerda, efectivamente, a esas conocidas piezas del francés. Poesía en estado puro.

La interpretación es de Antonio Galera al piano.