¡Feliz jueves! Los pájaros que son buenos cantores siempre nos producen música celestial. Tengo un canario que es una auténtica máquina del cante y es una maravilla escucharlo. Algunos compositores se han afanado en describir el canto de los pájaros. Olivier Messiaen lo hizo casi a la perfección y nuestro maestro de hoy, también francés, nos dejó esta maravilla con solo cuatro voces.

Nos visita hoy Clément Janequin (c. 1485-1558), compositor francés nacido en Châtellerault. Era casi tan poeta como compositor en el sentido de que supo describir como nadie no solo el canto de los pájaros sino el fragor de una batalla o las ajetreadas calles de París. Él no se fijó tanto en la polifonía sino en ver cómo describir los sonidos onomatopéyicos. Podría haber sido discípulo nada menos que de Josquin aunque no está nada claro. Trabajó en Burdeos donde decidió ordenarse como sacerdote. Por aquella época Attaingnant publicó cuatro volúmenes suyos en París. En 1532 lo tenemos en Angers relacionado con Clément Marot, cuyos versos puso en música. En 1548 aparece inscrito en su universidad y un año más tarde en la de París. En la década de 1550 era ordinaire du roi del rey Enrique II, de quien luego sería compositor de cabecera.

Una de sus obras más increíbles es Le Chant des Oyseaulx, para cuatro voces. Fue compuesta en 1528 y en ella asistimos a todo un repertorio por el mundo de los pájaros y su canto. Utiliza la descripción por medio de las palabras y la música, la imitación del canto de diversos pájaros y los sonidos onomatopéyicos de los mismos en vez de las palabras. Divide la obra en cinco secciones, cada una terminando en una cadencia que cada vez es más amplia que la siguiente. La fuerza de la obra no está en la polifonía sino en esa vívida descripción del canto de los pájaros. Es uno de los ejemplos más supremos de esa chanson francesa de la que Janequin era un verdadero maestro.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es del Ensemble Clément Janequin dirigido por Dominique Visse.