¡Feliz miércoles! Esa palabra puede llevarte a obras religiosa (litúrgica, quiero decir), para órgano, para voz o algo similar. Digamos que la música de hoy no es de ese tipo, aunque no deja de tener contenido místico; ni siquiera el instrumento puede ser el que te esperas, pero bueno: la música siempre es una sorpresa. La música de hoy es del compositor que más y mejor describió a Sevilla...

Me refiero a Joaquín Turina (1882-1949), compositor español nacido en Sevilla. El momento decisivo en la trayectoria del sevillano ocurrió en 1907 en París. Se reunió en un café con Isaac Albéniz y Manuel de Falla y ambos le aconsejaron que dejase la música académica y se dedicase a componer en un estilo mucho más español. Esa charla le marcó tanto que incluso Turina llegó a renegar de su obra anterior. En París, digamos que aprendió a componer otra vez bajo los auspicios de d'Indy. Fugas con temas en forma de farruca, sinfonías por peteneras, etc. Los consejos de Albéniz y Falla calaron increíblemente en su forma de afrontar la música. Su nieto, el también compositor José Luis Turina, nos dice que su abuela era también un metódico aficionado a la fotografía de las que guardaba más de dos mil.

Escuchemos Contemplación, op. 99. Es una obra para piano compuesta en 1944 en la que el compositor nos describe sus impresiones tras contemplar tres cuadros famosos. La obra está dedicada al marqués de Lozoya. La primera contemplación es Ante «La Anunciación» de Fra Angelico. Toda la delicadeza del pintor italiano está presente aquí en esta parte, llena de misticismo. Le sigue Ante «La Dama de Elche», con acordes de quinta y octava sin estar presente la tercera. Aquí escuchamos sonidos solemnes, que es como el compositor apreciaba la cultura íbera. Termina la obra con Ante «Las Lanzas» de Velázquez. La épica recorre los compases, reflejando fielmente el ambiente descrito por el también sevillano Diego Velázquez.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Jordi Masó al piano.