Creador de las estrellas

Conditor alme, Busnois

¡Feliz jueves! Ayer disfrutábamos de un impresionante motete de Gombert y hoy vamos a retroceder un poco en el tiempo para maravillarnos con la obra de otro gran maestro. Es uno de esos nombres que aparecen al hablar de la música de finales de la Edad Media pero que ya goza de la modernidad de los aires del renacimiento. Preparémonos para asistir a un trocito de historia y escuchar una música que es asombrosa.

Antoine Busnois

Ese nombre casi mítico es Antoine Busnois (1430-1492), maestro francés del que no se conoce dónde nació. El teórico Johannes Tinctoris dijoe que Busnois era «digno de los dioses inmortales». Es el vínculo (y esto no se queda en la mera palabra) entre Dufay y Desprez, ciertamente a veces eclipsado por ellos, algo totalmente injusto. Curiosamente, donde primero aparece su nombre es en una petición de absolución por excomunión que aparece en el Vaticano; parece que el papa le perdonó. Luego se unión a la abadía de San Martín de Tours, en la que Ockeghem servía como tesorero. Pasó luego a trabajar para el duque de Borgoña y el rey Carlos el Calvo, proporcionando una gran cantidad de música, tanto religiosa como profana. A partir de 1477 estuvo al servicio de los Habsburgo. El 6 de noviembre de 1492, el capítulo de San Salvador de Brujas se reunía para ver quién podría ser el sucesor de su director de música, que había fallecido recientemente. Ese director era Antoine Busnois.

De este insigne maestro vamos a escuchar su himno Conditor alme siderum. Se trata de una obra que apareció en un manuscrito en Perugia (Italia). La línea de canto llano está presente en la voz de soprano, con algo de ornamento. Aunque la armonía es típica de Busnois, con ese marchamo de calidad, lo que el maestro quiso demostrar aquí es su dominio de la mensuración. Así, vemos como se usan en las diferentes partes distintas notaciones mensurales. Es más, dentro de cada voz también se producen cambios en dichas mensuraciones. Te recuerdo que la notación mensural es esa que se creó a finales de la Edad Media y principios del Renacimiento y en la que se establecen una serie de valores para las notas. Por encima de todo este artificio, el maestro nos regala esta impresionante obra, propia del tiempo de Adviento pero que suena de maravilla en cualquier momento.

La interpretación es del Orlando Consort.

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