¡Feliz martes! Estamos en invierno (aquí en el hemisferio norte) por lo que quizá este tema viene como anillo al dedo. Lo importante aquí es escuchar música, y no hablar de meteorología, por lo que vamos a disfrutar de la música de una mujer fascinante.

Hablaré hoy de Francesca Caccini (1587-1641), compositora y cantante italiana nacida y fallecida en Florencia. Era una de las dos hijas de Giulio Caccini y su padre le dio clases de música. Debutó como cantante en los esponsales de Enrique IV de Francia y Maria de' Medici, para los que el padre escribió la música. Algunos años después el rey escribió al gran duque de la Toscana Fernando de Médicis para que dejase que Francesca entrase a trabajar a su servicio, cosa que rechazó. El duque llegó a incrementarle el sueldo dada la fama que estaba consiguiendo. En 1608 empezó a colaborar con Miguel Ángel Buonarroti para crear obras para la escena. En 1616 el cardenal Carlos de Médicis viajó a Roma y se llevó a la extraordinaria cantante junto con su marido Giovanni Battista Signorini, quien era miembro de la Camerata Florentina.

Caccini compuso una ópera titulada La liberación de Rugiero de la isla de Alcina. Fue estrenada en 1625 en Florencia y está considerada como la primera ópera compuesta jamás por una mujer. Muchos dicen que es la primera ópera italiana que fue interpretada fuera de Italia (ya que se repuso en Varsovia en 1628). Esté escrita en el nuevo estilo que introduo Claudio Monteverdi. En la segunda escena tres damiselas cantan el pequeño fragmento que vamos a escuchar hoy: Antri gelati. Nos habla de sitios helados, pero también de lilas y violetas y del sol que brilla calentándolo todo y haciendo las cosas más felices.

La interpretación es del conjunto Concerto di Margherita.