Dales, Señor, el descanso eterno
¡Feliz viernes! Termina la semana laboral con este día en el que tradicionalmente nos acordamos de nuestros difuntos, de aquellos quienes se fueron pero dejaron alguna llama de luz en nuestras vidas que hace que aún nos acordemos de ellos. La música siempre ha sido buena consejera para mantener ese recuerdo y la que te ofrezco hoy creo que es soberbia para ello. Su compositor es uno de los grandes de nuestra música y hoy he decidido tirar la casa por la ventana. Porque nuestros difuntos lo merecen.
Para este día de los difuntos, Guerrero nos ofrece su Missa pro Defunctis. Se trata de una obra a cuatro voces publicada en 1582. Fue una obra muy popular porque fue interpretada en Lima en la década de 1650. Es más, es muy posible que fuese la obra elegida para poner música a las exequias por el rey Felipe II que tuvieron lugar en Sevilla en 1598. Guerrero compuso la obra en 1566 pero la revisó luego siguiendo las órdenes del Concilio de Trento. Así, omitió el tracto «Sicut cervus» y lo reemplazó con el «Absolve Domine». En maestro, siempre un perfeccionista, tuvo oportunidad de mejorar esta composición que seguramente se interpretaba con ministriles, como era habitual, en la catedral hispalense para la que trabajaba el maestro. Una obra impresionante, que puede catalogarse entre las más espectaculares del compositor.
La interpretación es de la Orchestra of the Renaissance dirigida por Richard Cheetham.