Dios te salve, María

Ave Maria, Rodrigo

¡Feliz sábado! ¿No es cierto que el rezo y el canto de la salve es maravilloso? Especialmente porque es tan sencillo y abarca tanto que nosotros solos no sabríamos explicar con nuestras palabras todo lo que encontramos en esta antiquísima oración. Si echas las cuentas verás que falta la música española esta semana; llegará hoy puesto que el domingo escuchamos invariablemente la música de Bach. Repito con un maestro que traje hace poco... porque me sabe siempre a poco.

Joaquín Rodrigo

Se trata de Joaquín Rodrigo (1901-1999), compositor español nacido en la localidad valenciana de Sagunto. En 1991 el rey Juan Carlos I llamó a su casa para ofrecerle un marquesado pero no se puso al teléfono porque estaba echándose la siesta y eso era para él sagrado. Rodrigo le escribió a Falla y le dijo que su vida era una odisea porque no le era fácil salir adelante; su tenacidad le llevó a conseguir su objetivo. Ravel y Albéniz decían que era una bellísima persona, simpático y agradable. De Paul Dukas aprendió en París a ser ecléctico. Su Concierto de Aranjuez, de 1940, fue un éxito inesperado y le trajo la ansiada estabilidad económica que perseguía durante tanto tiempo. Se cuenta que Miles Davis versionó el tema principal sin su permiso y Rodrigo pilló un enfado monumental. Con el tiempo, esa versión se volvió en su favor ya que aún lo hizo más conocido.

En 1954 compuso su Ave Maria, una obra para coro que era una versión propia de una composición anterior para soprano y armonio. Ese maestro conocido por sus grandísimos y famosos conciertos también destilaba arte puro en pequeñas obras como esta. La religiosidad y la devoción están totalmente presentes en esta pausada composición de una dulzura que solo está al alcance de los grande maestros. Es verdad que vemos ciertos toques algo tenebristas pero eso no le quita ningún ápice de maestría a esta obra que desde principio al fin está a medio caballo entre el canto y la oración. Quizá con ellas podamos elevar nuestras súplicas hoy sábado a la Virgen para que no deje de acompañarnos y nosotros de apreciar esa compañía.

La interpretación es de la Schola Cantorum de Alcalá de Henares dirigida por Nuria Matamala.

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