Especialidad musical

Variaciones op. 34, Beethoven

¡Feliz martes! Hay compositores que se especializaron en algún tipo de obra. Es el caso del gran maestro de hoy aunque es posible que no te esperes a qué género me estoy refiriendo. Si sigues este blog puntualmente puede que no te sorprenda porque ya te lo he comentado anteriormente. Nuestro compositor de hoy utilizó el género a lo largo casi de toda su vida desde que era joven, y casi siempre lo hizo con un gran éxito y admiración.

Ludwig van Beethoven

Se trata de Ludwig van Beethoven (1770,1827), compositor alemán nacido en Bonn. Ya con doce años (y debido a la inestimable guía de Neefe) conocía perfectamente cómo funcionaba la armonía, la modulación y cuál era la estructura de la forma sonata. Fue adquiriendo la costumbre de enlazar los temas con pequeños motivos de unas cuantas notas, pero que es una característica en él. Además, contó con la ventaja de que desde el principio componía para el piano (y no para el clave), por lo que inmediatamente conocía los entresijos del instrumento. En 1783, junto con su madre, emprendieron un viaje a Holanda invitados por un familiar. El joven Ludwig pudo interpretar un concierto para piano propio. En el mismo programa había otro de Carl Stamitz, por lo que bien pudo ser el primer compositor internacional que conoció el joven de Bonn. Por ese concierto se le pagó 63 florines, una cantidad nada despreciable, y fueron 50 florines más de lo que se le dio al distinguido Stamitz.

Vamos a escuchar sus Seis variaciones en fa mayor, op. 34. El género de las variaciones, desde que lo descubrió siendo joven, no lo dejó en toda su vida, de forma que es una de sus grandes especialidades. Están escritas, en 1802, sobre un tema original propio, «en un estilo bastante nuevo», usando sus propias palabras. El esquema general de estas variaciones es el de el círculo de terceras, llegando desde el fa mayor inicial hasta el do menor. Cuando se llega a la coda, breve, la tonalidad regresa a la de partida, en un recurrido circular casi perfecto, aunque no sin mostrarnos todos los escollos que Beethoven era capaz de presentar al pianista. La primera variación es un adagio lleno de sentimiento y en la segunda nos encontramos con diversas variaciones rítmicas. En la tercera hay un movimiento que no para de fluir y contrasta con la anterior. La cuarta tiene forma de minueto y las quinta de marcha fúnebre. Termina la pieza con una presentación del tema inicial casi en forma de música popular. Siendo de Beethoven, una maravilla.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Sviatoslav Richter al piano.

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