¡Feliz jueves! El maestro de hoy es uno de los mayores creadores de melodías que ha dado la historia de la música. La gran sensualidad y lo logradas que son hace que sus obras sean una maravilla no solamente en este aspecto, sino en otros muchos.

Magia con la música es lo que hacía Franz Schubert (1797-1828), compositor austríaco nacido en Viena. Se considera puente entre la música del clasicismo y la romántica, aunque su música si está bien enraizada en este último momento. Desde niño demostró ser un prodigio en la composición. Ya en su época madura, aun en Viena, hizo las delicias del público con sus obras pianísticas y sus lieder para voz y piano, de primera clase en su género, algo por lo que lo conocemos y reconocemos también en la actualidad. A la vez que componía obras de cámara, favoritas del público de los salones vieneses de la época, también dio a luz sinfonías y misas. Se consideraba un profundo admirador de Beethoven. Schubert murió muy joven y desgraciadamente no pudo mostrar todo su potencial, que era grandísimo.

Vamos a escuchar su Sonata para piano a cuatro manos en do mayor, D.812, que fue publicada con el título de Gran Dúo. Durante mucho tiempo fue considerada una sinfonía perdida del compositor. Fue compuesta mientras estaba en Bad Gastein, aunque parece ser que no hay ninguna sinfonía detrás a pesar de que esta obra tiene un marcado carácter sinfónico. De hecho, a la obra se le hicieron varias orquestaciones a lo largo del siglo XIX. El primer movimiento es plenamente sinfónico, lleno de ese carácter dramático tan schubertiano. El segundo movimiento tiene todo el humor del compositor, el tercero es algo fuera de lo común y en el final regresa el buen ambiente recorrido con momentos líricos bellísimos.

La partitura de la pieza puede descargarse aquí.

La interpretacion es de Daniel Barenboim y Radu Lupu.