¡Feliz miércoles, día de la Epifanía! Otro de los grandes días de la Iglesia, en el que se pone de manifiesto el poder de Dios en forma de fragilidad de un recién nacido. Ante él se postraron llos pueblos de Saba (como vimos ayer) y ante esa fragilidad nos postramos nosotros también para que nos enseñe esa humildad.

Vamos a disfrutar hoy de la música de Pedro de Escobar (c. 1465-1535), compositor portugués nacido en Oporto y aparece en los registros de Castilla como Pedro de Oporto o Pedro del Puerto o como «el portugués». Trabajó para la capilla musical de los Reyes Católicos y sus obras aparecieron junto con las de Anchieta y Peñalosa. En 1507 estaba de vuelta en Portugal y poco después fue reclamado por la catedral de Sevilla. Es posible que uno de sus alumnos fuese Cristóbal de Morales. Desde 1521 entró al servició del rey Manuel I, siendo maestro de los niños de la capilla de don Alfonso, su hijo. Parece que llevaba una vida algo disoluta ya que un testigo describió su casa de Évora llena de suciedad y de jarras de vino.

Disfrutemos de su motete Hostis Herodes, impie, a cuatro voces, con textos de un himno de las vísperas del día de la Epifanía. Parece ser que Escobar se basó en un canto llano sevillano sobre el que construir esta belleza. En el texto se pregunta a Herodes cuál es su temor si Dios da reinos celestiales pero no quita los terrenales. La polifonía poco a poco va ganando en valores cortos, que describen la urgencia ante la pregunta al rey. La voz de alto y el bajo son las que progresionan de esta forma mientras la soprano y el tenor lo hacen en valores largos, casi de forma paralela, para mantener la solemnidad.

La partitura de la composición puede descargarse aquí (página 7 del pdf).

La interpretación es del conjunto Quodlibet.