Líbrame del hombre malo

Eripe me, Morales

¡Feliz martes! Sobre estas palabras del salmo 140 vamos a meditar no solo hoy sino más días de esta semana, en una especia de experimento que nos llevará a tener diversos puntos de vista sobre un mismo tema. La obra de hoy nos llega de la mano de uno de nuestros maestros más universales, uno de los grandes de la polifonía.

Cristóbal de Morales

Me refiero a Cristóbal de Morales (c. 1500-1553), maestro español nacido en Sevilla. Ningún compositor del siglo XVI como Morales fue tan alabado ni durante su época ni en los dos siglos posteriores, ni siquiera Victoria. Fue aludido por un contemporáneo como «el más excelente Morales», que continuamente vio cómo sus obras eran publicadas. Incluso los luteranos llegaron a admirarlo tanto que incluyeron algunas piezas de nuestro maestro de hoy en sus colecciones. Es más, el gran humanista François Rabelais escribió, justo después de fallecer el polifonista, una descripción de un jardín en el que él mismo escucharía «a Morales y a otros deliciosos músicos que cantan con dulzura». De Morales dijo el teórico Juan Bermudo que era «la luz de la música en España». Poco más queda salvo escuchar su música.

Disfrutemos de su motete Eripe me, a cuatro voces. Fue publicado en 1545 como un fabordón para la fiesta de todos los santos y también para la Cuaresma, con texto del salmo 140. Morales escribió en polifonía cada tercer versículo y los otros llevan la melodía de la antífona Justi confitebuntur. El original de esta pieza está en el Códice 25 de 1546 pero se encuentra muy dañada. El musicólogo Michael Noone, quien la interpretará hoy, la ha reconstruido a partir de una copia de ese mismo siglo que se conserva en Granada. Las voces evolucionan de forma paralela (para eso es un fabordón) pero Morales la adorna con una sutil polifonía para que no caiga en la monotonía.

La partitura de la pieza puede descargarse aquí.

La interpretación es del Ensemble Plus Ultra dirigido por Michael Noone.

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