Magnificat

Magnificat, Schütz

¡Feliz sábado! Así, como quien no quiere la cosa, llegamos al primer sábado de agosto en el que, como siempre, vamos a escuchar música dedicada a la Virgen, que tan abundante hay a lo largo de todos los siglos. Hoy vamos a acudir a un maestro admirado nada menos que por Bach y del que quizá solo lo conocemos hoy día porque fue su antecesor en Leipzig.

Heinrich Schütz

Se trata de Johann Kuhnau (1660-1722), compositor alemán nacido en Geising y fallecido en Leipzig. Fue lo que se dice un intelectual porque, además de compositor e intérprete de teclado, fue escritor, lingüista, filósofo y otras varias actividades. Fue miembro del coro de la Kreuzschule de Dresde y luego pasó a ganarse la vida como organista. Sus intereses intelectuales no decayeron ya que también estudió Matemáticas, hebreo, griego y otros idiomas más. En 1701 fue nombrado cantor de la iglesia de Santo Tomás de Leipzig al igual que director de música de la universidad, con lo que animó grandemente la vida musical de la localidad. Cuando su salud flaqueó le fue ofrecido su puesto a Telemann pero finalmente el puesto fue para Bach. Kuhnau fue grandemente admirado por sus contemporáneos, quienes iban expresamente a Leipzig a estudiar con él.

Disfrutemos de su Meine Seele erhebt den Herren, SWV 494, para ocho voces y continuo. Fue presentado en 1926 en una nueva edición por Heinrich Spitta y, desde entonces, se ha convertido en una de las obras más famosas del maestro y ello se debe a que casi es una síntesis de su estilo componiendo. Tras una brevísima introducción en compás binario este cambia a ternario y es lo que le da a la pieza ese carácter alegre, a la que se une una armonía directa y sencilla. Esta maravilla está publicada en su Opus ultimum.

La partitura de la obra puede descargarse aquí.

La interpretación es de Tapiola Chamber Choir dirigido por Paul Hillier.

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