¡Feliz sábado! Llegamos al sábado, día en el que escuchamos música dedicada a la Virgen. De nuevo vamos a disfrutar de una composición de un maestro con un apellido ilustre y, en este caso, es posible que sea el más conocido de entre los que lo llevan.

Es Michael Praetorius (1571-1621), compositor alemán nacido en Creuzburg. No solamente era el compositor más versátil de comienzos del siglo XVII (quizá comparable a Schütz), sino que también escribió un tratado sobre música muy influyente en su época y en siglos venideros. Estudió en la universidad de Frankfurt y cuando todavía era casi adolescente fue nombrado organista en la iglesia de Santa María en esa ciudad. En 1595 era organista del duque Heinrich Julius de Brunswick-Wolfenbütel. Después de 1604 combinó sus funciones de organista con su posición de maestro de capilla la corte, lo que hizo que muchas veces estuviese de viaje con el duque. Su padre y su abuelo eran teólogos, por lo que compuso más de mil composiciones sagradas basadas en himnos protestantes.

Vamos a escuchar su Magnificat per omnes versus super ut re mi fa sol la. El contrapunto de la pieza no puede ser más exuberante y cuando escuchamos la pieza comprobamos cómo la disposición espacial debía ser muy especial. El recuerdo a la música policoral veneciana lo tenemos siempre presente desde el primer compás. Que sea per omnes versus significa que no hay ninguno en canto llano de forma alternada, como era lo habitual, sino que Praetorius compone en polifonía todo el texto de este himno... ¡y qué polifonía!

La interpretación es del Coro Balthasar-Neumann.