¡Feliz lunes! Espero que estés empezando más o menos bien el mes de septiembre y que no haya demasiado sobresalto. Las veces que ha aparecido por aquí el maestro de hoy nos ha dejado maravillados con su música. Es un ejemplo más de cómo la música contemporánea nos entra (¡y cómo!) de una forma especial por los oídos y la aceptan de buen grado. Es decir, que es una música no demasiado complicada de ser escuchada.

V

iene con nosotros hoy Ola Gjeilo (1978), compositor noruego nacido en Skui. En su propia web leemos que, aunque es noruego de nacimiento, su país de referencia musical es Estados Unidos. Desde pequeño creció en un ambiente musical ecléctico, escuchando clásica, jazz, pop y folk, géneros que ha ido incorporando poco a poco a su música. Estudió en la Julliard School de Nueva York y el Royal College de Londres. Precisamente vive actualmente en la Gran Manzana como músico autónomo. Curiosamente, sus influencias más importantes son Thomas Newman (compositor de bandas sonoras), Keith Jarrett y Pat Metheny. Pero, y lo que es aún más curioso, también Dale Chihuly, artista del cristal y el famoso arquitecto Frank Gehry. Actualmente, Gjeilo es uno de los compositores de música coral más interpretado en todo el mundo.

Una de sus obras más impresionantes es su Sunrise Mass, para coro y orquesta de cuerdas. Fue un encargo de los coros Majorstua y Nova en el año 2007. Por entonces tenía bastantes ganas de escribir una misa con lo que el encargo le vino como anillo al dedo. La composición es toda una metáfora que parte de los cielos y llega a la tierra, desde la oscuridad a la vida más exultante, que termina abarcando tanto lo divino como lo humano. La composición está llena de tristeza, caos, dolor y dramatismo, pero también de luz y redención. En sus palabras, «Lo individual, tras haber experimentado cada movimiento de la obra, ahora adquiere la perspectiva y el conocimiento de todo lo que acaba de pasar». Sus movimientos son: Kyrie - Las esferas, Gloria - Amanecer, Credo - La ciudad, Sanctus y Agnus Dei - Identidad y lo terreno.

La interpretación es del Coro Bel Canto de Vilnius.