¡Feliz miércoles! No es que la obra de hoy pueda interpretarse de cualquier forma, no. El título de la misma hace referencia a su versatilidad, como así lo era su compositor, uno de los más importantes de la época medieval quien, además, compuso una obra compleja pero que también suena de maravilla a pesar de todo ese artificio técnico que lleva a sus espaldas.

Nos visita hoy Johannes Ockeghem (h. 1410-1497), compositor francoflamenco nacido en Saint-Ghislain. Pronto adquirió fama internacional. Cantó en Amberes y luego en la capilla privada del duque de Borgoña en Moulins. En 1450 comenzó a servir directamente al rey de Francia, cosa que ya hizo durante toda su vida, con Carlos VII, Luis XI y Carlos VIII. Fue el primero quien lo promocionó al puesto de tesorero de la abadía de San Martín de Tours, del cual el propio rey era abad. El siguiente lo nombró maistre de la chapelle de chant du roy. Parece que en 1464 visitó a Guillaume Dufay en Cambrai y, en 1470, viajó por España. Fue un verdadero maestro entres sus contemporáneos, amigo de Binchois y a quien Busnois le dedicó un lamento, algo que también hizo el gran Josquin y el erudito Erasmo de Róterdam.

Disfrutemos de su impresionante Missa Cuiusvis Toni. Con esta pieza Ockeghem alcanzó la cúspide de su carrera y la obra ya fue citada en un tratado de 1547. En el siglo XV existían cuatro modos (protus, deuterus, tritus y tetrardus), que engendraban cuatro escalas. El maestro concibió la obra para que usase estas cuatro escalas sin necesidad de cambiar la notación. Para ello, altera varios grados introduciendo el b molle, de forma que así pudiese hacer la transición entre unos y otros. Ockeghem se basa en los conocimientos teóricos basados en un tratado de 1375, con una notación compleja pero, a la vez, práctica. Requiere de los intérpretes un gran dominio de la primera vista y también de la técnica vocal. Una verdadera maravilla que vamos a escuchar completa.

Vamos a escuchar la versión en re de The Sound and the Fury.