Misa con un órgano solo



¡Feliz miércoles! Estamos a mitad de semana, de una semana grande puesto que da fin a la Cuaresma. Puede ser buen momento para disfrutar de una música impresionante que salió de la mano de un maestro impresionante, grande entre todos los grandes. Ahora que caigo en la cuenta toda la música que pongo aquí puede calificarse de impresionante y si te la ofrezco es porque creo que es de la suficiente calidad para que capte tu interés. Créeme que la de hoy lo hará.

Porque es de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), maestro austríaco nacido en Salzburgo. En 1770 Mozart contaba con catorce años y visitó Roma. Tuvo la oportunidad de acudir a la Capilla Sixtina en la que se interpretaba el famoso «Miserere de Gregorio Allegri. Dicha composición solo se cantaba dos días de Semana Santa y solo podía cantarse allí. Estaba totalmente prohibido hacerse fuera y la partitura tampoco podía tenerse. Se cuenta que Mozart acudió al Vaticano el Miércoles Santo y fue capaz de memorizar la obra y luego transcribirla. Luego, el Viernes Santo se llevó la partitura a una nueva interpretación de la obra para retocar los errores. Logró llevársela y un año más tarde la composición fue publicada en Londres. Llegó a oídos del papa Clemente XIV e inmediatamente convocó al joven músico a la ciudad eterna. No le echó ningún tipo de reprimenda sino que alabó su capacidad y su talento e incluso lo nombró caballero papal. Al genio de Mozart, incluso desde muy joven, todos se rendían.

De este genio disfrutemos de una música genial: su Misa nº 8 en Do Mayor, KV. 259, del solo de órgano. Se llama así por el solo para este instrumento que aparece al empezar el «Benedictus». La obra fue compuesta en 1776 y requiere de solistas, coro, violines, oboes, dos trompetas agudas, tres trombones, timbales y bajo continuo. Es una de las tres misas que compuso ese año y esta está calificada como «brevis». Sin embargo, la inclusión de metales hace que también podamos clasificarla como «solemnis». No es de sus composiciones más conocidas pero es una pena ya que es una gran obra. Una gema en la que vemos cómo Mozart tenía asumida y asimilada la tradición rococó y la lleva a la música religiosa.

La partitura de la obra puede descargarla aquí.

La interpretación es de Barbara Bonney (soprano), Elisabeth von Magnus (alto), Uwe Heilmann (tenor), Gilles Cachemaille (bajo), el Coro Arnold Schoenberg y el Concentus Musicus dirigidos por Nikolaus Harnoncourt.

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