Misa del rostro pálido

Misa Se la face ay pale, Dufay

¡Feliz miércoles! Para nada es una misa relacionada con ningún protagonista de una película del oeste americano, ni por un asomo. Se trata de una obra impresionante de uno de los grandísimos maestros de esa época tan rica que ocupó los últimos años de la Edad Media. Voy hará falta algo más de una hora para disfrutar de la obra de forma completa.

Guillaume Dufay

Hablo de Guillaume Dufay (1397-1474), compositor francoflamenco nacido en la región de Brabante (actual Bélgica). Parece ser que era hijo ilegítimo de Marie Dy Fayt y un sacerdote. Nuestro compositor, de niño, se trasladó a Cambrai y allí cantó en el coro de la catedral; rondaba el año 1409. Allí también recibió una formación musical excelente, tanto que nueve años más tarde fue nombrado subdiácono. Le fue concedido viajar por Francia e Italia para servir en varias casas y otro punto de inflexión llegó en 1428 cuando fue nombrado miembro del coro papal. Los papas eran nombrados y destituidos y Dufay de ciudad en ciudad. Especialmente en 1435 cuando visitó Florencia junto con Eugenio IV. El maestro tuvo oportunidad de conocer a la familia d'Este, la cual inmediatamente lo financió durante muchos años, reconociéndolo como uno de los grandes compositores vivos.

Escuchemos su Misa Se la face ay pale. Se trata de una de las primeras misas (si no la primera) compuestas según una melodía secular, también del propio Dufay, con un asombroso uso de la melodía en el tenor. El texto de la canción aparece completo en el Kyrie, Sanctus y Agnus y en versiones más breves en el Gloria y el Credo, cuyas partes finales tienen un espectacular momento de acumulación de ideas y un ritmo totalmente integrador y animado. El esquema global de la misa por parte de Dufay es completamente lúcido, con dos tenores y una textura que nos recuerda a las misas inglesas del siglo XV recientemente importadas el continente. Presenta momentos a dos y tres voces juntos con otros a todas las voces, todo llevado a cabo con una asombrosa y aparente falta de esfuerzo. La sofisticación de la composición no es un obstáculo para disfrutarla y reconocerla como una de las grandes misas de toda la Historia.

La interpretación es de Diabolus in Musica dirigido por Antoine Guerber.

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