Misa para un templo

¡Feliz martes! La obra de hoy no está dedicada directamente (digamos) a ningún acontecimiento temporal sino a uno más bien espacial. En este caso, el motivo fue la rededicación de una iglesia de los Estados Unidos, como luego te contaré. La obra de hoy es música contemporánea pero merece la pena ya que tiene una sonoridad muy intensa, a veces descarnada, a veces poderosa. Una vez más, podemos ver cómo las obras actuales también saben cautivar nuestros sentidos de forma eficaz.

El maestro de hoy es Charles Wuorinen (1938), compositor estadounidense nacido en Nueva York. Es uno de los compositores vivos más importantes que incluso ha ganado el prestigioso Premio Pulitzer. Ha compuesto más de 275 obras de casi todos los géneros, estrenadas por prestigiosos conjuntos. Nuestro país tuvo la surte de estrenar una ópera suya en 2014. Se trata de una ópera basada en «Brokeback Mountain» que fue uno de los acontecimientos del año, pero a nivel mundial. Su obra es calificada como «maximalista», lírica y expresiva, a menudo dramática y siempre rica. Sus armonías son muy poderosas y siempre exhibe un buen hacer en sus composiciones. A veces vemos sus obras como puente entre el pasado y el futuro pero siempre mirando hacia este. En muchas de sus composiciones exige un gran virtuosismo debido a que fueron compuestas para los más importantes intérpretes. Wuorinen es toda una personalidad en su país y su arte traspasa las fronteras americanas ya que irremediablemente debemos verlo como uno de los compositores de referencia en el panorama musical actual.

La obra que te traigo hoy es su Misa para la restauración de St. Luke in de Fields. Se trata de una composición de 1982 para coro, violín, tres trombones y órgano. Fue compuesta para celebrar la rededicación de la iglesia del mismo nombre en Manhattan, que había sido destruida por el fuego en 1981 y luego fue reconstruida sobre sus cenizas. La obra tiene estructura y texto (en latín) de una misa habitual y se abre y cierra con dos movimientos puramente instrumentales. Wuorinen también insertó un motete para el momento de la comunión con un texto de san Juan que aparece en una de las vidrieras de la iglesia. No tiene credo porque en el templo es la congregación quien lo canta. Por tanto, es una obra plenamente litúrgica (que se estrenó en 1983 en otra iglesia de Nueva York). El maestro se encuentra como pez en el agua en esta obra central en su repertorio. Es una de las misas contemporáneas más destacadas y en ella el maestro nos ofrece toda clase de sonoridades, abarcando un amplio abanico tímbrico, a pesar de los reducidos medios.

La interpretación es de New York Virtuoso Singers, Curtis Macomber (violín), James E. Pugh, Joseph Alessi y David Taylor (trombones), y Harold Chaney (órgano); la dirección es del propio compositor.

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