Música artificiosa

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¡Feliz miércoles! Hay músicas que pueden ser más compleja y más elaborada. Esto lo podemos ver más palpablemente en la compuesta en el siglo XX o en la contemporánea... pero también en la anterior. La de hoy puede parecerlo por su título, pero es toda una delicia escucharla.

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De vez en cuando aparece por aquí Heinrich Ignaz Franz von Biber (1644-1704), compositor austro-bohemio nacido en Stráž pod Ralskem. Los musicólogos dicen que su música estaba influida por el Musurgia Universalis, un tratado teórico musical del jesuita Athanasius Kircher. En ella se hace un paralelismo entre los tonos musicales, el movimiento de los planetas y los estados psicológicos de la persona. De ahí que sus obras siempre estén llenas de afectividad y de emotividad, en la mayoría de las veces con un programa detrás. Así, escuchamos el sonido de la batalla, el canto de los cucos, el croar de las ranas y las campanas de las iglesias. Frecuentemente en sus obras para violín (era un virtuoso del instrumento) se usa la scordatura, es decir, una afinación distinta de lo habitual.

Una de sus grandes obras es su Harmonia Artificioso Ariosa. Data de 1696 (y reimpresa póstumamente en 1712) y es una colección de partitas, siete en particular, publicadas mientras era maestro de capilla nada menos que de la catedral de Salzburgo. Esa retórica que antes mencionaba se ve reflejada en los estados de ánimo que Biber intenta evocar en estas obras. La palabra artificiosa parece indicar que el violín está en scordatura. Las partes se divide en partias, y escucharemos la Sonata inicial de la Partia I, que está compuesta para dos violines y bajo continuo. Una obra maravillosa, se mire por donde se mire.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de Der Musikalische Garten.

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