Música para divertirnos

Divertimento K138, Mozart

¡Feliz miércoles! Que la música sirve para divertir nuestro espíritu es algo que queda fuera de toda duda. Es más, no solo para divertirnos sino para alegrarnos, acompañarnos, hacernos profundizar, etc. La composición de hoy va más dirigida a ese carácter divertido de esas notas que están presentes (sean las que sean) en nuestro día a día. Y, ¿quién mejor que el maestro de hoy para divertirnos?

W. A. Mozart

No podía ser otro que Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), compositor austríaco nacido en Salzburgo. Uno de los patrones que más honda huella dejaron en el compositor fue el arzobispo Jerónimo, conde de Colloredo. La huella fue honda porque la relación fue muy complicada. El mecenas suele ser visto como odioso, muy rico y con muy poca capacidad para apreciar la valía de Mozart. El caso es que el conde hizo bastante por la música de Salzburgo. A pesar de ello no consiguió ser valorado entre sus iguales, tampoco por los Mozart. No supo apreciar a Mozart porque quizá su genio no se había desarrollado totalmente. Sin embargo, Colloredo no tenía ni un pelo de tonto y sabía quién era su músico por lo que intentó tenerlo atado y bien atado todo lo posible a Salzburgo. Pero la localidad se le había atravesado al genio y no dudó en marcharse en cuanto pudo.

Mozart nos regala hoy su Divertimento en fa mayor, K. 138. En poco tiempo le gustó componer para pequeños conjuntos, sobre todo para los de cuerda a cuatro partes. En este tipo de obras, Mozart se atiene al modelo italiano en tres movimientos y este fue compuesto (en 1772) para el conde Schrattenbach, arzobispo de Salzburgo antecesor en patronazgo a Colloredo. Desde el comienzo vemos cómo la obra está llena de la inocencia de la juventud. La música es ligera y solo tiene el propósito de divertir, quizá incluso al aire libre o como fondo para algún evento. El primer violín es quien se encarga de llegar todas las melodías, sobre todo en los dos primeros movimientos (Allegro y Andante). En el tercero (Presto) vemos cómo los demás instrumentos se unen para poner un broche de oro brillante con un animado rondó.

La interpretación es de Daniel Rubenstein y Laurent Houque (violines), Roland Glassl (viola), Justus Grimm (chelo) y Marta Costa Soares (contrabajo).

Volver arriba