¡Feliz viernes! Nos aproximamos al fin de semana con una música curiosa, delicada y con una sonoridad especial. Solo el compositor de hoy era capaz de atreverse con estas excentricidades pero que le han llevado a ser uno de los más destacados creados del pasado siglo XX. Vamos a sorprendernos una vez más.

Y lo haremos con la música de John Cage (1912-1992), compositor estadounidense nacido en Los Ángeles. Aunque en el colegio tuvo los primeros contactos con la música la rechazó porque siempre quiso dedicarse a escribir. Sin embargo, poco a poco fue interesándose por ella y compositores como Schoenberg o Cowell desarrollaron su potencial. Cage trascendió todo ello y comenzó a escribir una música transgresora y provocadora. Le gustaba experimentar con objetos poco habituales en la música llegando a «inventar» el llamado piano preparado que es aquel en el que se introducen objetos entre sus cuerdas. Luego utilizó profusamente la técnica de la aleatoriedad. La obra de Cage tiene tan inventiva que no solo no fue apreciada en su tiempo sino que en el nuestro no es todo lo valorada que debiera.

Una de sus obras más icónicas es la Suite para piano de juguete. Fue compuesta y estrenada en 1948 y puede ser interpretada en un piano normal. La obra fue coreografiada por Merce Cunniingham y está compuesta por cinco breves movimientos que necesariamente tienen rango limitado de sonidos debido a las características del instrumento, con solo nueve teclas blancas. En los movimientos I y V Cage solo usa cinco tonos mientras que en el III y IV aparecen los nueve. La estructura rítmica general de la obra es 7-7-6-6-4 y está llena de ironía, de humor y de unas dinámicas también contenidas como para ser interpretadas por un piano de juguete. Lou Harrison realizó un arreglo para orquesta de esta composición.

La interpretación es de Hayk Melikyan al piano de juguete.