¡Feliz viernes! Va aproximándose poco a poco el fin de semana y para este viernes, previo a este fin de semana lleno de fiestas de carnaval por los cuatro costados de nuestra España (y afuera) vamos a disfrutar de una música tranquila de un compositor de renombre que inexplicablemente no te traigo todo lo que debiera. Bueno, inexplicablemente no sino debido a mi memoria y a mi falta de diligencia...

Se trata de Edvard Grieg (1843-1907), maestro noruego nacido en Bergen. Es uno de los iconos de la música noruega, que pronto dejó su país para marcharse a estudiar a Alemania. Lo hizo con Moscheles y Reinecke y su talento era tan precoz que mientras estudiaba ya se publicaron algunas de sus obras. Se graduó en 1862 y pronto se hizo con el estandarte de la música noruega. Se casó y se mudó a Oslo mientras se ganaba la vida componiendo y tocando el piano. Fue amigo de Henrik Ibsen y ambos colaboraron. Su obra Peer Gynt fue un rotundo éxito no solo en Noruega sino en el extranjero. En 1885 se estableció definitivamente en su Bergen natal y su casa hoy día se conserva como lugar de turismo. Su carrera prácticamente se redujo a conseguir un verdadero sonido nacional siempre afrontando la música con sinceridad y desde la tradición más romántica. En sus propias palabras, quiso «crear una forma nacional de música, que quizá podría dar al pueblo noruego una identidad».

Famosa es su Suite n.º 1 de Peer Gynt, op. 46. Está extraída de su ópera Peer Gynt, que le hizo mundialmente famoso. Fue publicada en la década de 1880 y las obras de ella están entre las más fácilmente reconocibles. El libreto es de Ibsen y trata sobre un pícaro noruego llamado Peer Gynt cuyo sueño es llegar a ser emperador. Grieg capta el ambiente perfectamente. Comienza con la mundialmente famosa La mañana, con ese conocido tema de las flautas frente a una armonía estática pero perfectamente descriptiva de un sol triunfando sobre las nubes. Sigue La muerte de Ase. En ella, Peer Gynt, al regresar a su hora, descubre que su madre, Ase, ha muerto. Una escena increíble, descrita vívidamente por Grieg en esta escena. Tras un mágico acorde llega la Danza de Anitra. Los violines ejecutan una bella melodía sobre un pizzicato creando un ambiente mágico. Termina la suite con En la casa del rey de la montaña. En la ópera sirve para acompañar la escena en la que Peer Gynt acompaña a los gnomos a cazar. La música está compuesta por medio de pequeñas células que se repiten, pero con un impulso a modo a modo de torbellino.

La partitura de la suite puedes descargarla aquí.

La interpretación es de la Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert von Karajan.